miércoles, 13 de febrero de 2019

Elvira Alejandra Quintero


Decir luz y oscurecer el día, decir tiempo y detenerlo. Llamar la nostalgia y no encontrar recuerdos, tirar piedras a la lluvia, sentarse a la sombra de árboles mudos, ver amarillar las hojas, llamar otoño.

Bienvenida Elvira Alejandra Quintero al Claroscuro. 




Elvira Alejandra Quintero, Cali, 1960. Arquitecta y Magíster en Literaturas Colombiana y Latinoamericana. Profesora de Literatura en la Facultad de Ciencias Humanas  y Sociales de la Universidad del Cauca. 

Publicaciones: 

Hemos crecido sin derecho. Editorial Altazor, Cali.1983. 
La noche en borrador. Alcaldía de Chiquinquirá, 2000. 
La ventana: cuaderno de Ana Ríos. Universidad del Valle, Cali. 2002.
La mirada de sal, 2005
Los nombres de los días, 2008
Memorias de Alejandrina, 2012
5000 kilómetros al sur, 2013
Intemperies. Ediciones Hespérides, Argentina, 2018

Premios: 

Premio de Poesía Antonio Llanos, Cali, 1984, por el libro Hijos de los sueños 
Premio Nacional de Poesía  Ciudad de Chiquinquirá 1999 por el libro La noche en borrador.
Premio de Poesía Jorge Isaacs, Cali, 2004 por el libro La mirada de sal
Primera mención en el Premio Internacional de Poesía Crisóstomo Lafinur, San Luis, Argentina, 2011
Premio Dámaso Alonso, 2018, otorgado al conjunto de su obra intelectual por la Academia Hispanoamericana de Buenas Letras de Madrid.


Elvira Alejandra Quintero



Lluvias

1.

Ahora la lluvia resbala por los caminos verticales del espacio.

Nubes de humo formadas con nombres de poemas bailan tras un
   cristal, y los pensamientos se hacen más fuertes cada vez que las
   gotas se derriten.

Afuera las calles se complican con horarios y leyendas
lento viajar y girar del pensamiento
la lluvia nos abraza, el calor nos derrite.

El fuego baila sobre caminos cóncavos, y la voz del cielo se hace 
   dura. 


 3. 

Sentada frente a la tarde dije que quería morir.
Pero no estabas y nadie más podía escucharme.
Sin tener hacia donde crecer la rabia.
A quien decirle
a quien decirle.



La sentencia 

Lloverá
otra vez de nuevo y para siempre.
Lloverá y no podrás volver a abrir los brazos
bajo el cielo azul de la ciudad que amaste
allá
en ese verano en que lo quisiste
para siempre



Estación Bahía Blanca 

3. Soledad

Voy por caminos áridos despejados pelados tristes solos.
Me pregunto qué hice aquí hace mil años que debí volver ahora.
Me digo que amé aquí seguramente
me digo también que lloré aquí seguramente
me digo que fui feliz aquí seguramente.
Voy por caminos amarillos que me hablan del Van Gogh que amo 
   y no es de aquí.
Voy por caminos de árboles desnudos
e impúdicos
y solos.
Les pido una fruta y me dan una pregunta que guardo en mi libreta
les pido un amor
y me devuelven una fotografía marchita
les pido un verso
y me gritan una copla antigua.

Pero no he de regresar aún, me digo.
Mi tierra llora bajo la belleza de sus cielos
olvidada del mar y de los ríos que lavan la sangre regada arriba
en los páramos de azufre y cabuya
en los bosques de cedro negro apretujados para escalar al sol 
   lejano arriba.

Campanillas diáfanas del viento hacen trizas la tarde que cae
violines imitan el gemir de las mujeres. 


2. El sur

Aquí la palabra se estrangula
y tapa el sol
y su camino deshecho de hojas muertas en el último otoño.
Pero canta todavía mi voz
y no teme herir las palomas que vuelan dispersas en el aire azul.

Mandarinas aroman mis recuerdos
y la niebla de paraíso donde me dijiste adiós la última tarde
aquella en que no miré hacia atrás
por miedo
rogando enterrar al fin los muertos de mi pasado.

Porque mis muerto no son sólo mis recuerdos
ni mis besos jóvenes en tu cuello
ni mi amor de muchacha
ni mi alegría desprevenida con mi pelo al viento.

No mis muertos apuñalados en sus bosques de trigo
y de café y de frutas de trópico hirviente.
No mis muertos contados por decenas
en los dedos de las manos de los brazos
de los miles de enterrados anónimos en los bosques de mi tierra.

Por eso dije adiós, hastiada.
Por eso la palabra se estrangula
y muere cansada bajo un sol de otoño al sur del sur.




Intemperie

Entonces beso el aire
con las preguntas que aún cierran el puño
y con los pies el agua de estos mares helados:

Vengo de un siglo estéril para la dicha y cruel para los que se aman
y yo soy su símbolo y su vástago más fiel
su hija.

Ofrezco a la tierra mi sed y mi nostalgia
y enciendo el fuego
con todas las sombras que guarda el libro de los días:

Allí el camino
su lluvia y sus espejos
sus cruces abiertos y cerrados
su intemperie.


                                                         Elvira Alejandra Quintero 




Intemperies
(Antología temática)
Elvira Alejandra Quintero 
Ediciones Hespérides 
La Plata, Argentina
2018



sábado, 9 de febrero de 2019

José Onias Cuellar Calderón


El río es el paisaje de la infancia, los juegos, los sueños. La parte tuya que corre libre bajo el cielo de la noche. El río es la vida mirándonos con sus ojos de agua, arrullándonos con su murmullo. 

Bienvenido José Onias Cuellar al Claroscuro. 

                                                                                 Con Augusto Roa Bastos, Asunción, Paraguay


* ¿Quién es José Onías Cuéllar Calderón?

Un ser comprometido con la vida, celebrar la vida, defender la vida desde la acción, desde la palabra. Soy un caminante eterno, un aprendiz constante que busca detrás de las esquinas lo que el ser humano dejó perder: el asombro.
Un ser que busca alejarse de la manada citadina. Las ciudades me aterran por su apariencia excesiva y su consumo. Lo rural es más prístino, más libre, menos codificado, excento de posturas y reconociendo la naturaleza.


* ¿Cómo fue tu encuentro con la poesía?

A temprana edad. La poesía llegó con el río. Crecí a tres cuadras del río Magdalena. Me llamó la atención la prolijidad del río, su fortaleza y su fragilidad a la vez, su rebeldía y su eterno caminar. Eso me llevó a leer a Rivera  primeramente en la forma métrica, luego Whitman a los nueve años en hojas de hierba, Aurelio Arturo y su natural verso. La desfachatez de Hemingway, la sacralidad en Unamuno, la vitalidad de Machado y sin duda la musicalidad profunda de Pombo y el amor ido de Silva. Fueron mis lecturas a edad primera. Luego vinieron los demás, grandes poetas.


* ¿Qué buscas en la poesía?

Sacar de mis venas ese dolor de tierra y de  sangre primigenia, vociferar los derechos prohibidos, contar los sueños, sacudir el alma de la palabra y expresar lo que veo. Soy egoísta, no escribo para nadie, ni siquiera para mí, solo hago un acto que demuestra mi finitud pasar por la existencia.


* ¿Qué has encontrado?

Retos, angustias, compromisos, persecución. Quien escribe, no puede dormir tranquilo, la eterna búsqueda de sí mismo lo mantiene ocupado. Siempre estamos huyendo del molde. Tal vez ese andar huyendo nos conviertan en pasos edípicos o en versos caínicos, siempre ajenos.


* ¿A dónde te ha llevado?

A desandar lo andado, a confrontarme con sigo mismo, a romper esquemas de la mass media, a cuestionar el status quo. Me ha servido la poesía para pasar de mirar a ver. Es beligerante la poesía, retadora, por tanto, es quinésica y asombrosa. Sin la palabra poética difícilmente hubiese encontrado el camino para empezar a descubrirme en el mundo.


* ¿Por qué creer en la poesía?

Porque es polifónica, es decir, te da la posibilidad de múltiples voces para ver el mundo. Claro está que ese poder de ver te exige y te presiona. La poesía no tiene miramientos con nadie, ya que es obsesiva y egoísta en su rigor. Ese rigor es lo que la fortalece y se puede creer en ella.


* ¿Con qué palabra te identificas?

Río. El afluente (la vida) que construye su cauce (experiencia diaria) en su fluir cambiante. Ser río es sufrir esas pequeñas muerte huidobranas, es rehacerse a diario, lo cambiante, la eterna  tetraléctica


* ¿Qué poetas han influenciado tu voz?

Rivera, Aurelio Arturo, Silva, Machado al inicio en mi niñéz, Luego Whitman, Vallejo, Rimbaud, Gomez Jattin, Lezama Lima, Keats.


* La poesía: En voz alta o en silencio

En mixtura de acuerdo a el momento. Una voz adecuada realza un poema para que vibre la poesía. Un silencio interno para degustarla en su plenitud. Alzar la voz poética a los cuatro vientos es una buena posibilidad de despertar


* ¿La poesía construye sociedad, forma valores?

Somos en esencia simbólicos, por esta razón lo poético está dentro del ser humano porque lo sensibiliza y lo apertura. Apertura doble hacia el mundo externo y hacia la interioridad del ser.  Un ser sensibilizado por la poesía respeta mejor la postura de otros que difieran de él. Respetar la posibilidad del otro es una forma de poetizar la existencia.


* ¿Hacia dónde va la poesía?

Va con el ser en su historia. Desde que no dejemos de preguntarnos y asombrarnos por el mundo conflictuado para liberarlo. No importa que seamos eternos caminantes si nos lleva hacia nosotros mismos, descubiertos en la naturaleza misma. La poesía va en la huella histíca del hombre reconfortándolo cuando lo cuestiona. Sobrevivirá.




José Onias Cuellar Calderón,  Neiva, 1967. Licenciado en Lingüística y Literatura en la Universidad Surcolombiana. Cursó estudios en Pedagogía de la creación literaria- cursado.Universidad Surcolombiana.

Especialista en Administración de la informática educativa Universidad de Santander.
Candidato a la Magistratura en Gestión de la Tecnología   Educativa-  Universidad de Santander.
Docente en la Fundación Universitaria Escuela Tecnológica de Neiva. FET

Obras y Participaciones


Invitado al 1°,2° y 3° Encuentro nacional de escritores. Fondo mixto de cultura y Gobernación del Huila.
Invitado  al 1°,2°,3° y 5° Festival de poesía y otros asuntos literarios.
Parvulario, publicación colectiva de relatos.  Octubre 2005.
Incluido en La tarde está como para contar cuentos, antología del minicuento. Noviembre del 2007.Altazor Editores.
Prologuista en el libro: El combo de Llano Grande del escritor Aníbal Plazas Barreiro. Editorial Gente Nueva. Bogotá, DC. 2015.

Representante por Colombia en el V Encuentro Internacional de Escritores, Córdoba, Argentina.
Expositor invitado a la 43°  Feria Internacional del libro Buenos Aires, Argentina  (2017) con el libro: Las voces del Río. Editorial: Trascendernoa. Tucumán, Argentina.
Ponencia En la Feria 43° Internacional : Lectura Crítica y Literatura.
Escritor invitado a la XIV Encuentro Internacional de Escritores de Mercosur, Hernandarias, Paraguay.
Disertante en el XIV encuentro Internacional de Escritores Mercosur.Paraguay.
Escritor invitado y disertante en el X encuentro Internacional de Escritores Tarija – Bolivia.
Expositor invitado a la 44°  Feria Internacional del libro Buenos Aires, Argentina(2018) con el libro: Misteralia. Edición  Colombo-Argentina. Editorial: Trascendernoa. Tucumán, Argentina.
Disertante invitado por La universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE) a la facultad de Educación y Ciencias Sociales. Mayo del 2018.
Prologuista del Libro sobre Estética Cuántica,2018.
Escritor y disertante invitado al II Encuentro Internacional de Escritores en Sochica, Perú.

Libros publicados  recientes:

 Las voces del río. Poemario. 2017. Editorial Trascendernoa. Tucumán. Argentina.
 Misteralia. Micro-relatos. 2018. Editorial Trascendernoa. Tucumán. Argentina

Libros próximos a publicar:

                                    Historias de mi barrio, narraciones.
                                    Historias primigenias, micro-relatos.
                                    Contracorriente, poemario.

Tallerista de Promoción Lectora, Lectura Crítica y Pensamiento Crítico en la Biblioteca Banco de la República Neiva.
Conferencista invitado a Centros educativos para maestros y estudiantes.
Tallerista invitado por BanRep Pasto y Montería para maestros universitarios en Pensamiento y Lectura Crítica.
Tallerista de lectura crítica para docentes en el programa Huila Lee y Escribe en el 2016 y 2017 y 2018.
Premio Latinoamericano a la excelencia literaria “Sol de Oro”, Sochica-Perú.2018




José Onias Cuellar Calderón 
(selección de poemas) 


EL TIEMPO Y LA AUSENCIA

Ya son varias lunas cabalgando
 las crestas de las montañas,
Ya son varias crecientes del río
 llevando tu nombre.
Los árboles perdieron las cuentas de sus hojas
esparcidas con el viento y tus pasos,
En tu sendero la hierba crece inclemente
añorando el eco de tu sombra,
Mientras tanto, siento en mi hombro
La calidez de tu mano en espera, madre.
                             
                                                                                    De Las voces del río



TÚ, PRIMAVERA

Recorro con mi vista y desde la ventana,
el frío paisaje de esta tierra patagónica,  
al pasar sobre la estepa 
emergen geranios, amancays 
catleyas y visoras.
 El trópico me llama 
 el calor, ahora, de la mañana,
 trae la sinfonía de tus aves, 
 he traído con tu recuerdo la primavera.
Sigo oteando el sendero de la montaña, 
desde el altillo de mi estancia.
 Acuño frases para decírtelas
 cuando te vea llegar. 
Muchos amaneceres han pasado y continúo aquí, 
las hojas en blanco también te esperan como yo. 
Tenemos mucho que decirte y tú que contarnos. 
El sendero a mi cabaña te espera 
También mis hojas en blanco
La taza de café
 Y, yo.



NUESTRA AMÉRICA

Tu piel de quena invade mis palabras,
Ondulantes tus formas de alabastro
Impregnan el laberinto del sendero.
En ascenso, reconstruyo tu aliento,
tus voces de combate en zampoña,
charango, bombo y cuatro me acompañan.
Aún no se ha perdido tu voz, en Alturas,
Wila, Dulima, Zitaquirá, Guanacas,
Tu sangre de quena que habita
Repudia los nuevos invasores,
La vorágine continúa.
Alcemos las autóctonas voces,
En las cúspides liberemos nuestras rabias
Y cantemos un coro sideral:
¡ Ñuqanchilk Ashpa !

                                                                                De Las voces del río

                                                            José Onias Cuellar Calderón

sábado, 2 de febrero de 2019

Felipe García Quintero



El poeta reconstruye las gotas de lluvia cuando chocan con lo solido; la piel, las ausencias. Las suspende en el aire húmedo esperando evitar que se golpeen de nuevo. 

Bienvenido poeta Felipe García Quintero al Claroscuro. 



Felipe García Quintero (Bolívar, Departamento del Cauca, Colombia, 1973). Doctor en Antropología de la Universidad del Cauca, Popayán, donde es titular de Comunicación Social. Autor de siete libros de poesía compilados en La piedad (1994-2013), publicado por Mantis Editores en Guadalajara en 2013. Y de antología personales como Casa de huesos (2002) y Honduras de paso (2007). Su poemario Algún latido salió a la luz en México en 2016 por Valparaíso Ediciones. En Buenos Aires publicó Mirar el aire (2016, El Suri Porfiado). Obtuvo los premios Encina de la Cañada (1999, España), Iberoamericano Neruda (2000, Chile) y Eduardo Cote Lamus (2012, Colombia).



Felipe García Quintero 
(selección de poemas) 

Pájaro

(a los secuestrados de mi país)

A quien escucha la sangre ajada del silencio tañer su corazón, y la 
vigilia del río le arrulla el sueño, yo lo imagino anidar sobre el
hierro inmarcesible de la selva, al picotear el óxido vegetal de sus 
huesos.

Porque canta a lo lejos y vuela adentro, cautivo del cielo, yo lo 
imagino jugar con el aire detenido que sostiene la mirada solitaria,
embriagarse con el vino crudo del crepúsculo, donde el horizonte,
a tajos, se derrumba.

Un puñado de tierra se amontona en los ojos cada mañana, si la
niebla voraz crece con el día cercado por el aliento. Y la espera, 
como savia vive en lo profundo, siempre a ciegas, mientras la 
hierba pisada brota nueva de la última plegaria.

Es cuando la lluvia se acalla y socava otras entrañas. 



**

Mi casa como el desierto, no tiene techo ni puerta, sólo boca.
Mi casa, como la piedra, no posee vigas ni cimientos, sólo una mano empuñada la sostiene.
Esta casa la he construido quitando ladrillos y entregando mis huesos al vacío que resta. 
La casa es oscura como mi voz en sus corredores. 
Vivo en la casa que camino, la que acecho y me persigue como el gusano tras la carne enferma.
A cada grito se levanta; con cada silencio la destruyo

De Vida de nadie (1999)



**

uno cree en la escritura, Que la escritura es aire, y basta.
Mas el lenguaje habita la intemperie de la casa, persiste en la humana gravedad.
Porque escribir es cargar con la procesión de tu vida, con los enseres que no caben en otro rincón
que no sean los días, que uno tras otro son la nada.
Porque la muerte es irse y ya.
Y es la voluntad del amor el morir.
Sí, el amor del morir, la única escritura

De piedra vacía (2001)



**

LOS PÁJAROS clavan sus picos en mi carne.

Sobre mis palmas reposan. Beben el agua de mis ojos y mi lengua calla. La dicha de ser su alimento
no me alcanza.

Otra será mi gloria, no los cielos.

(1993)


AQUÍ LOS ALIMENTOS detienen su transformación. Se agolpan en la
garganta

como niños muertos en la luz del vientre, el amado sepulcro.

Aquí los pasos no avanzan, no llevan ni traen, aunque se escuchen
alejarse cuando
llegan y tropiezan con uno adentro. Aquí la casa no es abrigo sino un pozo
cegado.
Aquí la escritura no llama, no alumbra.

El alimento no alimenta, los pasos no parten ni llegan: caen y caen en
una sola
música vacía. Aquí la voz se pierde entre sus oscuros cuartos.

Aquí no es un lugar.

(...)
De Vida de nadie (1999)


                                                                             Felipe García Quintero