jueves, 21 de abril de 2016

María Tabares. La entrevista

Escritora siempre. Así es María Tabares la poeta invitada a Claroscuro.

La voz poética de María es profunda, honesta. Ella entrega en cada poema, el vuelo de los pájaros, el rumor de la lluvia, las hojas, el viento. La memoria, la vida, la muerte. 

La poesía recorre el alma y la piel de la poeta, la atraviesa, la nutre, la libera, le permite ver el mundo.

Es un placer para Claroscuro presentar a María Tabares: la poeta detrás de su poesía.



* ¿Cómo llegaste a la poesía?
   

En la vida he llegado a la poesía varias veces, aunque no la escribiera. La primera, cuando muy pequeña vi por primera vez la luz del sol reflejada en el piso de madera, y junto a ella dibujada la línea donde comenzaba la sombra. A la poesía escrita, por supuesto, llegué mucho más tarde, de unos ocho o diez años, cuando en la biblioteca de mi padre encontré un cuaderno de poemas escrito a mano por un amigo suyo, con una letra bellísima. Leía y releía los poemas acostada en la cama, comencé a aprendérmelos y luego a recitarlos. Mas tarde, en la adolescencia, en pleno desborde del amor romántico, busqué la poesía ansiosa por encontrar la belleza, en poemas que nombraran los sentimientos que me atravesaban y no podía explicar. Impulsada por ese mismo deseo estético comencé a escribir algunos horrores que bajo ningún punto de vista pueden ser llamados poesía. Volví a ella, ya en forma definitiva, después de viajar a estudiar Creación Literaria en la Escuela de Escritores de México, con más de cuarenta años. Desde ese momento comencé a leerla y estudiarla con seriedad. También a escribirla, o al menos a intentarlo.




* ¿Qué se debe y no se debe hacer en la poesía?



En general no me gusta hablar de "deber" y menos si hablamos de arte. el cual en medio de tantos "debe ser" que se nos exigen y desangran, es un espacio de rebeldía y libertad. 

Propongo, hablemos de pasión. Esa entrega absoluta sin la cual el ser humano no logra desarrollar a plenitud ninguna relación, arte u oficio. Que exige la totalidad del ser, todas nuestras horas, nuestra atención y nuestro esfuerzo. Que no impulsa a leer y releer a los autores, a escudriñar sus maneras de estructurar el lenguaje. Que nos impulsa al mismo tiempo a balbucear o intentar escribir lo que vemos, pensamos, sentimos, cuando un verso nos golpea como si fuéramos una puerta exigiéndoos que le abramos: lo escribamos. 



* ¿Por qué escribir poesía?



Yo escribo poesía porque sin ella quedo condenada a la superficialidad del mundo; porque es mi manera de ahondar, de vislumbrar todo aquello que nos determina y no es visible; la manera que tengo de soportar la belleza y la angustia que percibo y me desborda; de estar con el mundo sin perderme; de amarrar las palabras para que no desaparezcan en el aire.



* ¿Qué esperas que el lector encuentre en tus poemas?



Esperar, como tal no espero nada. Tengo la impresión que la espera contiene algo de prefijado, algo que se busca de antemano. Pero querer no es lo mismo. Querer es solo un deseo, quizás una utopía, posterior a los hechos y así a la escritura. No escribo pensando en el lector. Lo hago pensando en el poema, en lograr escribir de la manera más perfecta, esencial, aquello que quiere ser nombrado. Luego, cuando llega al otro, cuando le leo un poema o el otro lo lee en un libro, quisiera, y es solo un deseo, que algo de lo que motivó el poema lo atraviese y conmueva como a mí.



* ¿Hacía dónde va la poesía?



No tengo la menor idea ni me interesa pensar en ello. No miro la poesía desde los ismos, los grupos, los movimientos, las corrientes. Me interesa la obra de un artista, de cada artista en particular. La manufactura de su lenguaje, su particular manera de ver el mundo, de sentirlo, de escribirlo. 




La invitada





María Tabares. Bogotá, Colombia.

Egresada de la Escuela de Escritores de México, SOGEM.

En 2011 recibió el Premio Nacional de Poesía otorgado por el Museo Rayo y Ediciones Embalaje, Colombia, con su libro La luz poemas de sombra.

En 2010, obtuvo el segundo lugar en el mismo certamen, con el libro Y cae y suena y nos invade.

En el 2013, el libro Los sombra obtuvo mención de honor, en el premio de poesía Ciudad de Bogotá.

De la obra narrativa han obtenido reconocimiento su cuento La niña (finalista concurso "Las Quinientas", Revista, El Malpensante, 2005); el cuento Cinco minutos (3er lugar Concurso Nacional de Cuento, Fundación La Cueva, Barranquilla, 2013); y la novela corta Dibujo en los párpados (finalista en el Concurso Internacional de Novela Corta Mario Vargas Llosa, Perú, 2012).

Publicaciones: 

La luz poemas de sombra, Ediciones Embalaje, 2012.

Y cae y suena y nos invade, Edición en casa, 2013.

Las poetas del Megáfono, Editorial Raíz y Tumba, 2008.

La tortuga feliz (libro de artista), Editorial La Diéresis, México, 2012.

Álulas, El Ángel Editor, Ecuador, 2014.


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