viernes, 22 de abril de 2016

María Tabares. Los poemas


Transporte público

                                                                                   
                                    A ellas: la voz y el corazón que me antecede

Por la ventana vertiginosa cruza Europa.
Orlando y su imagen travestida en el espejo
van en el mismo tren, atraviesan siglos continentes de la mano
son dos amantes alelados escuchándose.
Hace frío.
Tras las ventanas en Bogotá los transeúntes corren
inundados de lluvia y todo luce
un poco triste.

Virginia Woolf ha muerto.
Sentada a su lado
inexistente otra mujer escribe aterida por el frío.
Es francesa. Nacida a orillas del Mekong.
Adelante va su amante
viene de Pekín, cierra los ojos
la degüella con sus párpados de filo.
Margarita está linda la mar
hace su invitación Rubén Darío
y la Duras suelta su enorme carcajada
en este trasatlántico de lata
que navega por las calles
donde es prohibido fumar y beber
pero ella no lo supo.

Casi todos los poetas han muerto
o están lejos:
La Pavana difunta de Olga Orozco ocupa su jardín
su gata Berenice calla como un "pequeño rumor de mata que se arranca".
"Voy por ti ahora, definitivamente voy por ti"
grita Angelamaría la más enamorada
y Desdea la loca, la que estuvo hecha de carne y hueso,
sucumbe al beso más profundo por arrancarle una lágrima al sol.
En la ventana
el reloj se detiene y ensordece.
Un pájaro negro en bluyín salta adentro de la caja
grita discursos por escuchar brillar las tres monedas.

Si, los poetas han muerto
o están lejos.

Llueve.




Inspiración

La poesía no irá
ni más lejos ni más hondo
que yo misma.

Atrapada 
dentro de esta jaula
al diario mirar que son mis ojos
al diario pensar que ocupa
todas las horas de mis días

atrapada
a estos dedos solo superficie
sin vislumbrar el fondo
ni al pez ciego luminoso
entre lo oscuro.

Pobre poesía mía
pobre
sobreviviente parásita
asida a mis costillas
sin poder plantarse
tierra adentro
colgarse del sol
o del ala de un pájaro.

Amarrada a esta piel
a esta carne
a estos huesos.




¿A dónde van los pájaros muertos?

¿A dónde, los que no mueren por el atropello de un coche
o en el campo por la bala de un niño o de un hombre?

¿A dónde van cuando fallecen de enfermos o de viejos?

¿Por qué no caen como frutos de los árboles?
¿Como piedras?

¿Por qué no se ven sus cadáveres por los suelos de los bosques,
las calles, las aceras, el césped de todos los jardines?

Quién los entierra, antes que puedan los niños
y los poetas verlos deshacerse a la intemperie, 
callados, quietos.




Homicidio


"Los metieron todos a una fosa
les echaron diesel y prendieron fuego"

Ayotzinapa (México). Periódico El Mundo. 2014


"¡Viva la cacería!"
      grita el tirano.


La sangre de una joven dibuja
un corazón sobre las piedras
rota la cabeza como un cuenco de barro
sin remiendo.
A pesar de la quietud
la falda arrastra todavía la reciente carrera
el caudal entre las venas
la libertad blanca de los muslos
contra el viento.
En su mano izquierda guarda
una manzana invisible.

"¡Han de caer para siempre los incómodos!"
ordena.
"¡Tanto sueño estúpido!"
"¡Que se atrevan a sentirse protegidos
creyendo que, por ser muchos, no nos temblará la mano!".


La dulzura, inerte, se pudre como una flor.
¿Cuál habrá sido su pecado?

Horrorizados los vientos se arrodillan,
los pájaros, las ventanas, las puertas,
los ratones.
Las moscas por su propia voluntad
se hacen unas solas con los vidrios
las sopas, las aguas estancadas.

Nadie puede ni quiere el movimiento.
Moverse es pecar tres veces,
cometer un sacrilegio.
Hombres, mujeres y niños se tapan la boca
con las manos, permanecen a oscuras
guarnecidos en sus casas.

Las nubes atónitas atraviesan con sus ojos
la debacle
sin llorar.

¡Réquiem!¡Réquiem!

Por milésimas de segundo
el mundo abandonado de sí mismo
es un cuadro al óleo, una pintura:
la sangre seca por el suelo
junto al rostro
dibuja un corazón.

El segundero del tiempo
reinicia su indiferencia.
Comienza otra vez el olvido.



                      Detalle del cuadro "Homicidio fuera de casa"
                                            Pintor: Jakub Schikaneder
                                                         1855-1924


                                                               María Tabares


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