martes, 24 de abril de 2018

EL TÓRAX DE TUS OJOS. Ivonne Gordon

Queridos amigos tengo el privilegio de presentar por segunda vez a la poeta ecuatoriana Ivonne Gordon. Ella, en esta ocasión  nos trae en su bagaje de luz su más reciente poemario El tórax de tus ojos (Amargord, Madrid, España, 2018). Un bello y profundo viaje en las honduras de su vida.

Un libro exquisito, honesto y de cálida madurez. 

Comparto apartes de las reseñas del libro, escritas por el poeta René Gordillo (Ecuador) y el gestor cultural Fercho Cuartas (Colombia) 

Bienvenidos todos al Claroscuro.

Gracias Ivonne. 


Ivonne Gordon (Carrera Andrade). Nació en Quito, Ecuador. Obtuvo su doctorado en Filosofía y Letras con especialización en poesía latinoamericana y teoría literaria. Es poeta, ensayista, crítica literaria, traductora y catedrática. Su investigación se centra en la obra de Gabriela Mistral y poetas latinoamericanos, como también se enfoca en la diáspora, literaturas marginales, y literatura latina en los Estados Unidos. Desde 1991 es Profesora Titular de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Redlands, California. 

En la poesía es una voz reconocida dentro de la poesía ecuatoriana y se destaca a un nivel internacional. Ha sido incluida en importantes antologías de Estados Unidos, Europa, India África, Asia y Latinoamérica. Ha participado en numerosos Festivales Internacionales de Poesía en Medellín y Tuluá (Colombia), Ecuador, Hungría, Alemania, Nicaragua, Rumanía, Washington D.C y Chicago (Estados Unidos) y muchos otros. 

Ha sido traducida al inglés, griego, rumano, belga y polaco. Entre sus publicaciones de poesía se destacan: El tórax de tus ojos (2018); Danza inoportuna, Colección 2alas (2016); Meditar de sirenas (2013-2014); Barro blasfemo (2010); Manzanilla del insomnio (2002); Colibríes en el exilio (1997); Nuestrario (1987). Tiene dos libros más de poesía proyectado publicar en el 2019. 

Sobresalen entre sus distinciones, Premio en Poesía Jorge Carrera Andrade; finalista Premio Paralelo Cero; finalista Premio Internacional Francisco de Aldana, nominada mejor poeta de Latinoamérica  en el Festival de Rumanía, y finalista Premio Extraordinario, Casa de las Américas, ganadora del Premio Internacional en poesía Hespérides.


EL TÓRAX DE TUS OJOS 




"Para mi ha sido una enorme satisfacción leer el texto de Ivonne Gordon, El tórax de tus ojos. Cuando uno lee poesía lo que en realidad está haciendo es construyendo un mundo de significaciones que no es habitual en el propio pensamiento, de ahí que lo poético utiliza diferentes figuras retóricas para nombrar lo que no puede asirse con una sola palabra. Necesitamos compararlas, estirarlas de algún modo, modificar, no la realidad, sino la representación de esa realidad. 

En el fondo, me parece que todo acto poético es expresionista y paradójicamente, en el fondo también, todo poeta busca irremediablemente ser en cambio impresionista, dejar su impresión, que es también adoptada por los demás como cierta, como un vago presentimiento de que el mundo no debería ser de aquel color, o de aquella textura, con la que hemos crecido. Leer un poema es abrir posibilidades, mezclar colores y texturas y de alguna forma compartir la misma elección del poeta, describir la imagen del territorio que concibe como propio o extranjero.

El poemario integra la experiencia del viaje como motivo central del que se desprende un encuentro con lo nuevo, pero no lo nuevo como extraño, sino como identificación de lo que comúnmente compartimos como humanos. 
En esa variedad de lugares, personajes y formas el viaje se integra como un motivo entrelazado con la pérdida, con la expulsión del lugar seguro y cercano para desde ese otro lugar escribir la memoria. Muchos dicen que escribir es un ejercicio del pasado, estoy de acuerdo, y en este poemario aquel ejercicio se nutre de las sensaciones que otorga esa memoria. 


Cuando comencé a leer el poemario, lo primero que pensé fue en el título "El tórax de tus ojos" Me pareció una imagen bastante fuerte, aún lo pienso: Veamos un fragmento del poema que lleva este nombre:

como si fuera tierra
como si fuera humo de un sosiego inoportuno
que se esfuma con la madrugada
el deseo perdura
en el tórax de tus ojos.

Si antes hablamos de la escritura como una pérdida que se va quedando, yaciendo, éste poema es la confirmación de esta intuición personal. El tórax como parte central del cuerpo, huesos que tardan décadas en hacerse polvo, huesos que resisten al tiempo, que no se van, ahí la mirada surge como mezclándose con el calcio, una visión como la que echamos a un colibrí y que puede resultar más eterna que cualquier acto oficial o programa. De esta visión están hechos estos poemas. Les invito  a que miren, dentro de estos huesos, dentro de esos ojos."

                                                                 Por René Gordillo Vinueza.
                                                                 Poeta ecuatoriano



"Ivonne Gordon, poeta ecuatoriana con más de seis poemarios, nos sorprende con su último libro de poesía, un viaje por las blancas aldeas griegas, un vuelo sobre el mar mediterráneo, donde entre campanarios y casas tostadas por el sol, describe un arrebatado amor como una ilusión ganada y perdida al mismo tiempo, palabras irreales, meditación del alfabeto, para conseguir un habla nueva entre la soledad y las despedidas.

La mano tiembla, se le siente ese agitar de órganos y dedos, una confusa palpitación donde sangre vital se siente correr entre las manos, altar, devoción, pasión amorosa, fuerza, generosidad y asombro. La hablante de los poemas se proyecta en la obra como esa viajera de sí misma, en busca de una embriaguez detenida, tímida, sofocada, incipiente o al menos aplazada, es un dialogo que se corta, se estremece y huye.

La patria de la poesía es la palabra, siempre se estará en un país extranjero, el don de ser de ningún lugar, de hablar el idioma de las leyendas y las magias, todo lo que se contempla es ajeno, es de otro lugar, somos "los no lugares", una eterna diáspora, ni tristes ni alegres, es tan sólo un estado transitorio del estar, en eso se hace ineludible y directa. La poesía nos ayuda a despojarnos.

El libro mismo es un alegato, en el buen sentido del término, con la soledad, ese animal que se pavonea por los sueños, el que aparece con donaire, fascina y duele al mismo tiempo. La soledad con falda o sin falda, con personificación de piernas largas o como leyenda en una isla de sal, todo el texto nos conduce a una caricia extinguida, una diatriba poética sobre lo que no permanece, una dialéctica del amor efímero, un dialogo con un acantilado o con un molino al no haber respuestas de las hadas o de las diosas que se han hecho invisibles de repente.

El tórax con ojos es una figura como estatuaria,es un ser mitad piedra y mitad sueños, libidinoso ser que asiste a las despedidas en aguas donde todo se sumerge, una despedida suspendida, con el limón amargo del no se sabe, la despedida no es naufragio, pero parece serlo, los mismos peces esperan que no exista llanto, que exista un tragaluz para salir a flote, un nuevo abecedario de mares y de azul celeste en la memoria. La tierra se vivió o se bebió hasta los odres, queda el mar de nuevo, el origen de todo, el caldo amniótico del mundo.

La gran herencia de un amor es la palabra, la única presencia en la lejanía son los poemas , el camino que queda en el desierto es el nuevo mapa a construir, un silencio que habla, un lugar en el sueño, un viaje permanente que sacude entrañas y hace versos, la poesía se salva pese a todo. Uno puede quedar roto, averiado en su fuero interno, más ese mundo de palabras no naufragan, flotan, sobreviven nos hace más humanos.

Viajar es otra forma de mirarse, con esa llave se encontró su espejo, arrojó las claves siguió viviendo, una reinvención en otro paisaje, con otras lenguas, como forastera de si, que se acerca a reconocer sus acentos más ancestrales, así mismo nos lega este libro para ver una biografía salobre, agua de mar como tinta, sol y luna en su embriaguez interior para reconocerse como huésped de la tierra, su verdadero hogar es el mundo. En esa orfebrería de desórdenes ya no hay regreso posible, se ha cumplido un viaje, habrá otros, el libro es en sí una bitácora, es una confesión como miradora de sí, es un acto de valentía al volver a la leyenda y hacerla viva, sentirla, es un amor clandestino entre templos y ruinas, entre casas blancas y utensilios de cocina, es una plegaria a un dios desconocido, el Destino y sus variopintas apariencias. Es un código de vida, hay que leerlo en varias direcciones como la vida misma."

     Por Fercho Cuartas.
     Poeta y Gestor Cultural
     Medellín, Colombia. 



EL TÓRAX DE TUS OJOS 
POEMAS 



Hay cuerpos 


que me importan poco 


ahora
no me importan nada


es un caos total

hay que volver a empezar
y cómo se empieza 
si todo estaba listo para terminar

la rutina y el reloj se han vuelto 
parte de un museo inalcanzable 
donde no se requiere entradas 

sólo dos ojos avizores

que no piden nada.



Sin fondo


en el ajedrez
las cosas son bautizadas con su nombre de pila

la sal es sal
el vino vino

el pan es el olor de tu partida 

que se manifiesta en hilos de oxígeno
que se esparce en señales huecas

el nombre de las cosas
es lo único que da sentido al laberinto del caos

el salero, la copa
el cuchillo y el espacio entre tú y yo
una senda que se distiende en un bosque espeso de helechos
y mariposas blancas que vuelan

para nombrar las cosas por su silencio.




Un país extranjero 


es como el árbol


del jardín vecino, es bello
pero no es tuyo

las raíces se cruzan a tu lado

pero no son tuyas
se han cruzado

no me siento ni feliz ni triste
ni ahogada ni desahogada

un país extranjero
siempre es un país extranjero.




Como presencia de tu lejanía 


dejaste atrás

una llave para abrir tu armario

guardé la llave en las sombras de los atardeceres
la tengo como herencia

el tiempo se ha encargado de oxidarla
y de reducir el verdor de su facha

y por eso mismo me pregunto

cuánto guardo de ti

cuánto soy de ti

heredé tu camino por el desierto
y los cánticos de los sábados por la mañana

el polvo terco
de tu peternidad
queda atrás

me pregunto cuánto guardo de ti

cuánto soy de ti

hablo poco
digo poco
me guardo

y lo que sobra
siempre lo guardo

para qué comprometer 


lo que queda de mí.




Dejar la piel de culebra


en un rincón de una sábana
del hotel Mercur  en Berlín
ciudad natal de mi padre


desde el avión pude divisar su nacimiento
y el vaso que cayó de sus manos
el día de su muerte.


Pero crees realmente que no te vi
morir en un rincón
con el vaso cayendo de tus manos


si pienso en tu muerte
y en la mía

hay que dejar la piel en un hotel

cerca al aeropuerto
para deshacerse del karma familiar

y apaciguar viejos dolores
con una copa de vino pinot grigio


y los aletazos de los pájaros que se cruzan en el vuelo


ahora de nuevo en mi casa
con el amanecer
como extrema visión de lo mío


vuelvo con la sangre pulsando
en las venas de mi muñeca izquierda


traspasé muchas salas de espera
me monté en muchos aviones
con distintos destinos
para volver


a ser salamandra


paso por diferentes arcos de puertas


traspaso la rendición de la luz


y me pregunto-cómo dejarte ir
si siempre has estado constante
en la carraspera de mi vigilia-


lo febril de este viaje es la huida del espejo


dilatando mi alegría


como dos amantes


en el primer hervor
del deseo.


                                                                                      Ivonne Gordon

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