El poeta Jorge Valbuena nos habla del asombro. El tiempo siempre se renueva y cambia. La poesía está en continuo movimiento.
Jorge recomienda llevar un libro de poemas en el bolsillo. El camino siempre es más grato cuando se va acompañado. También nos dice que conversemos con los niños; en ellos está la poesía en su estado más puro, ellos nos hacen comprender el mundo.
Bienvenido querido Jorge al espacio Claroscuro.
*¿Qué es poesía?
Una de las múltiples virtudes que tiene la poesía es que no se deja definir. Ella sola se encarga de confundirnos o de encontrarnos con sus acertijos. No buscaré una definición para el hallazgo que significa pero sí puedo pensar que la poesía es un lenguaje universal que nos pertenece a todos de uno u otro modo, tanto para el que la escribe o el que la lee o el que la siente desde cualquier lugar o posición sin saber que ese asombro que acaba de ocurrir algunos lo llamamos poesía. De repente algo nos devuelve a ese misterio íntimo que implica existir, pensamos entonces en la vida, la naturaleza, la sombra de nuestras manos, la música, el amor, los espejos, y allí en ese silencio que queda como después del estallido de un sueño nos damos a la libertad de brindar otro sentido a aquello que ya lo tiene. Los científicos ya nos han dicho tanto de la lluvia, de sus idas y vueltas, de sus ciclos, sin embargo la seguimos escuchando y viendo como si siempre nos visitara una distinta, nueva, originaria. De manera que la poesía es quizá la esencia misma de nuestra condición como humanos, tan solo basta borrar todo lo que ya consideramos conocido, medido, razonado, para verla resplandecer como una voz entre la humareda. Es un alfabeto infinito que no termina de trazar la eternidad del origen, en la poesía siempre tenemos la posibilidad de crearnos.
*¿Qué no es poesía?
Considero que aquello que pretenda ser estático, absoluto, dogmático y definitivo no puede ser poesía. La poesía es ese río que fluye cambiándolo todo, si todo es siempre lo mismo puede que todo sea mentira. Los signos que un día se usaron en un poema pueden reflejar una época, un estilo, un tiempo, pero no la única forma de ser y hacer poesía. Hasta en la vida misma los cambios son necesarios para el equilibrio, cuando hay algo anquilosado en el mundo, en el poder o en el silencio, se necesita la poesía. Sin transformación, transgresión, ruptura y sinceridad, no hay poesía.
*¿Qué experiencias y qué enseñanzas te ha dejado La Raíz Invertida?
La poesía ha sido considerada por muchos como un oficio solitario, y lo es, hasta cierto punto, cada uno tiene su propia particularidad al mirar el mundo y descifrarlo estéticamente, pero también es cierto que la historia de la poesía ha dejado grupos de amigos y movimientos inolvidables, anécdotas fraternas quizá mucho más presentes que en otro género de la literatura. Esa fraternidad que tiene la poesía parece ser inherente al oficio; así nació La Raíz Invertida, como un grupo de amigos amantes de la poesía, unidos en el asombro de una bella imagen, un gran verso, un descubrimiento. Hemos ido descubriendo la poesía en conjunto, sus filigranas. Es infinito el universo de las letras comprendimos que caminarlo compartiendo los hallazgos es mucho más valioso. Coincidimos en ese rumbo. Hellman Pardo y Henry Alexander Gómez son compañeros de viaje, maestros de la palabra, en ellos late una pasión incontenible por la poesía y saben transmitirla, siempre están en función de ella o viceversa, con ellos la poesía deja de ser una simple posibilidad en el mundo para convertirse en una constante permanencia. Comprendí en este grupo que definitivamente sí se puede vivir de la poesía, que hay más plenitud al vivir cuando respiras poesía , que la poesía no es un lugar que visitas de vez en cuando; creo que reafirmé mucho estas ideas, y me mudé definitivamente a ese hogar que es el lenguaje, inevitablemente.
Son muchas las anécdotas y los aprendizajes, largas horas de conversaciones al calor de la poesía, pero uno de los aprendizajes cardinales que me ha dejado compartir con este querido par de delirantes del verso es precisamente que la poesía es muy útil, necesaria y vital para todo.
*¿Estás adelantando algún proyecto literario en este momento?
Aún me considero un aprendiz en todo esto, disfruto no ser un experto, la literatura todo el tiempo va mostrando infinitas posibilidades. No hay fórmulas ni procedimientos. Por ello en el único momento en que trabajo por proyecto es cuando estoy corrigiendo, de lo contrario dejo que la poesía me encuentre por asalto cada día, entonces a veces no sé que será de todos esos versos escritos. Algunos sobreviven, otros se quedan donde están. Cuando siento que ya ha habido un cambio en el ambiente, si algo en la mirada ya define otro tono entonces recopilo los poemas que he escrito y los miro desde la distancia pensando en un poemario o un libro, un conjunto significativo que manifieste un criterio formal. Así se creó Árbol del navío, tres años de versos trajinados en la calle, el escritorio, las bibliotecas, las reuniones de trabajo, los trancones, las citas no cumplidas, las incapacidades y las vigilias. Sin embargo, hace rato ando lanzándole piedrecillas al cuento a ver si me abre la ventana, leo mucha narrativa, soy un admirador del cuento y las novelas, disfruto la escritura en todas sus manifestaciones. En la creación ando en muchas búsquedas, por eso el proyecto literario que adelanto en este momento es leer muchos autores de todas partes, por ahora norteamericanos, qué deleite ha sido encontrarme con los poetas norteamericanos y con esa rabia e ímpetu de sus narradores, admirable, por ahora proyecto que quiero leerlos bastante.
*¿A dónde te ha llevado la poesía?
La poesía es en sí misma un viaje. Me ha llevado y me ha traído y me ha encontrado. A ese lugar íntimo llamado capacidad de asombro con el que tropiezo a diario. En cualquier sitio a donde voy como un turista o peatón me encuentro la poesía. Ella se la pasa así, sin visas ni fronteras, sin límites.
*¿Qué lecturas o qué poetas recomiendas?
Hay que leer de todo, y volver sobre lo leído, releer. La poesía nos enseña a mirar más profundamente, por ello recomiendo siempre, en mi labor de docente, poeta, amigo y ciudadano, estar en contacto con la poesía. Salir de casa sin un libro de poemas en el bolsillo es un inmenso desamparo. Aunque los poetas que más recomiendo son los niños, ya que son poetas por naturaleza (basta conversar un rato con ellos para entender la magia que significa estar en el mundo) sugiero saltar al azar, leer de una época a otra, países diversos, nombres desconocidos, leer los autores nuevos y los clásicos a la vez, que la literatura sea una sola y andemos descifrándonos sin cronologías o direcciones.
Hay poemas y poetas que ya viven conmigo, que ya no solo los leo, me leen, me dan consejos, me regañan, los recito en el camino, a diario, como quien silba su canción favorita, se han ido quedando por su cuenta, en el descubrimiento, y cada día la lista es más larga y la familia más extensa, afortunadamente solo se alimentan con el "sueldo del alma": Roque Dalton, Alejandra Pizarnik, Juan Gelman, Antonio Cisneros, Héctor Rojas Herazo, Jorge Enrique Adoum, Blanca Varela, Fernando Pessoa, Juan Bañuelos, Jorge Boccanera, Carlos Oquendo de Amat, José Emilio Pacheco, Eduardo Chirinos, Charles Simic, Ledo Ivo, Gonzalo Rojas, Paulo Leminski, César Vallejo, José Manuel Arango...la lista siempre será más larga.
*¿Por qué es importante la poesía en la formación y en la construcción de personas y sociedades?
La poesía no es solo importante sino necesaria. A menudo escucho personas que dicen que la poesía no sirve para nada, incluso a algunos poetas, pero si miramos alrededor y notamos lo mecánicos, inhumanos, insensibles, consumidores, apáticos que nos hemos convertido, la poesía se instaura como un elemento de una utilidad "inútil" para los valores del presente, que nos devuelve el espíritu de alguna forma, la posibilidad de vernos despojados de tantos dogmas, jerarquizaciones, deberes comerciales y prejuicios. Leer un poema es volver al origen, ahí te das cuenta que todo lo que te rodea se puede derrumbar, que hay hilos más trascendentales que sostienen el rumbo.
*¿Qué opinión tienes sobre la poesía en las redes virtuales?
Las redes virtuales y los múltiples mecanismos que usamos ahora se han convertido en una herramienta de gran importancia para difundir no solo lo que escribimos quienes no tenemos la facilidad para publicar, sino para generar un movimiento y una cultura del intercambio de saberes desde los recitales, los festivales, las revistas, los encuentros. Las redes han servido para descentralizar y quitarle ese velo a lo imperioso de la institucionalidad y dar la posibilidad de que las ideas y las motivaciones fluyan espontáneamente, sin permisos, premios o palancas.
*¿Dónde radica el encanto de la poesía?
En el asombro que te brinda la posibilidad de crearlo todo de nuevo, ese acto sencillo pero sublime de nombrarlo todo como si fuera la primera vez.
*¿Cómo defines tu estilo, tu voz poética?
Entre menos definiciones me ponga creo que es más largo el camino, y prefiero ese lugar de la constante exploración. No me quedo en ningún estilo, la poesía y las lecturas van marcando un recorrido que siempre se muestra inesperado. El azar que brindan los descubrimientos va tallando la voz, pero espero que no sea única, sino múltiple. Transformarme en lo posible. El estilo y el tono creo que lo brindan las circunstancias que se están viviendo en cada etapa, no una escuela, una tendencia o una influencia literaria.
*¿Crees que existen rivalidades o celos en el ambiente poético?
Siempre han existido, desde los griegos, los romanos, y después se convierten en anécdota literaria para el que ve a la distancia. Incluso esas rivalidades se vuelven literatura con el paso de los años. Hay rivalidades de antología en la historia de la literatura, monumentales episodios a los que uno vuelve de vez en cuando gozoso de repasarlos. Colombia no ha sido la excepción, ha tenido hasta poetas que confunden ese ambiente con "un ring de boxeo", pero los tiempos cambian, si algo caracteriza a estas nuevas voces es su fraternidad y respeto por el otro. A veces pienso que sería interesante que existieran rivalidades ejemplares, de esas que se leían y se comentaban, se reseñaban los libros sin interés alguno, se criticaban y le daban un dinamismo constante al ambiente poético. Lo que noto ahora es que persiste una enorme preocupación por publicarnos pero no por leernos.
El invitado
Jorge Valbuena, Facatativá, Cundinamarca, Colombia, 1985.
Magister en Estudios de la Cultura con mención en Literatura Hispanoamericana, Universidad Andina Simón Bolivar, Quito, Ecuador; Especialista en Creación Narrativa de la Universidad Central; Licenciado en Humanidades y Lengua Castellana de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Su poemario Presos, recibió el Premio Departamental de Poesía de Cundinamarca en el 2008. El mismo año Los arados del parpadeo fue merecedor del Premio de Poesía Revista Surgente. Su obra Péndulos fue reconocida con el primer puesto en el Concurso Bonaventuriano de Poesía en 2010 y su poema "Abismos del silencio" fue ganador en el Concurso Nacional de Poesía Palabra de la Memoria. Su cuento "Atando anzuelos" fue ganador en el Premio Distrital de Cuento Ciudad de Bogotá, 2014. Finalista en el IV Premio Nacional de Cuento La Cueva, 2014.
Hace parte del comité editorial de la Revista Latinoamericana de Poesía La Raíz Invertida.
Autor de los poemarios La danza del caído y Pasajera de agua, publicados por El ángel editor, Quito, Ecuador, 2012-2014. Recientemente se publicó su libro Árbol de navío, Editorial Cuadernos Negros, Calarcá-Quindio. Promotor de lectura y gestor cultural. Docente en las universidades Distrital Francisco José de Caldas y Minuto de Dios, Bogotá.
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