Andrés Acosta, nos presenta en un breve texto su apreciación, sus opiniones y su quehacer poético.
Señalo en su poesía la sencillez de sus palabras, la claridad en los conceptos, la nostalgia. En sus poemas no hay más pretensión que trasmitir, ser la voz (o parte de ese coro) que plantean los miedos, las inquietudes y las esperanzas de una generación nacida en el caos y la incertidumbre.
Bienvenido Andrés al espacio Claroscuro.
Buenos tiempos para todos. Soy Epifanio Andrés. Con nombre de pila Carlos Andrés Acosta Díaz. Pseudónimo quizá conocido de Epifanio Tocarruncho. Nombrado como Epi. Identificado virtualmente como Epifanio Andrés Acosta Díaz. Para mis amigos más cercanos "el Barbas". Un humano que ha escrito algunos poemas y que, en esta oportunidad, se atreve a hablar sobre la poesía.
Empezaré por dar a conocer mi punto de vista sobre la poesía: la poesía es un estado de la vida, donde quienes la leemos con frecuencia y, además, nos atrevemos a escribirla, constantemente sentimos una necesidad de ella. Por otro lado, para quienes no gustan mucho de la poesía, creo que muy en su interior saben que los acompaña y de una u otra forma la necesitan, quizá por ello la buscan en religiones, músicas, aficiones, modas, inclinaciones. Así las cosas, la poesía, siendo un estado de la vida, es fuerza vital, en constante movimiento, un viento que le permite a los humanos encontrarse, de una u otra forma, con su intimidad, no por nada se ha pensado históricamente que la poesía es amor-reflexión, y en más de una ocasión, con todo y nuestros escudos sociales, hemos sentido cariño y necesidad de discutir sobre lo que sucede en el mundo.
Ahora bien, considerando a la poesía como un estado de la vida, creo que me motiva a escribir la necesidad por decir. Escribo poemas para encontrar una voz que comunique no sólo una serie de ideas o pensamientos, sino porque esa voz reflejará con cierta emoción qué sucede en mi momento histórico y cómo siento y percibo junto a los otros. Creo además que me motiva a escribir una lucha constante que debe darse en estos tiempos donde escribir y pensar cada día pierde sentido, es más, el sentido que quizá se alcanzó en un periodo de la historia muy ínfimo que llamamos Ilustración, pero que no alcanzó a tocar a la humanidad, porque la lectura y la escritura de cualquier tipo, se globalizó acompañada de la banalidad y la ostentosa obtención de objetos.
Me encontré con la poesía, a la par que conocí al poeta Andrés Barbosa Vivas. Sucedió en la Universidad Pedagógica Nacional durante el segundo semestre del 2007. Anteriormente había resaltado que todo humano en lo más profundo de lo que también podríamos conocer como subconsciente, siente la poesía y Andrés Barbosa Vivas me permitió con pensamiento crítico y sensibilidad, identificar ese encuentro con la poesía. Acompañado de esto empezó una lectura rigurosa y divertida de poetas con propuesta: Jaime Jaramillo Escobar, Arthur Rimbaud, Robinson Quintero Ossa, Wiñay Mallki, María Mercedes Carranza, entre otros que hoy día continúan seduciéndome.
Busco en la poesía mi alter ego, situación que hasta este momento identifiqué, porque llevo algún tiempo leyendo y escribiendo poemas, pero no me lo había preguntado. Durante este tiempo, de mi alter ego he visto en la poesía: diversión, reflexión, voces históricas, pensamiento crítico, pasión, ideas, sensibilidad sensitiva.
La poesía me ha llevado a publicar algunos poemas, sensibilizar los sentidos para pensar críticamente y a conocer otras latitudes. No mentiré diciendo que la poesía me ha llevado a encontrar sentido a mi vida, o a edificarla como a un Dios, o simplemente reducirla-ampliarla a que es mi vida. Creo que la poesía generalmente se ha relacionado únicamente al poema, pero sin lugar a dudas es dable encontrarla en otros lugares, tanto así que, al ver una obra de teatro o un cuadro o una interpretación musical, nos atrevemos a decir ¡qué poesía! ,¡cómo me ha cautivado!
Continuando con la entrevista, diré que prefiero evadir la pregunta que refiere a la palabra con la que me identifico, esto porque la particularidad de una palabra puede llevarme a la contradicción, por ello, enunciaré brevemente cuáles han sido mis influencias poéticas en un orden histórico: sin lugar a dudas, mi primera influencia poética fue Andrés Barbosa Vivas y su espíritu crítico. Luego, las experiencias de vida que desde ese momento me dieron material para escribir, (la familia, los amigos, el barrio, la universidad, la eterna política fraudulenta, el medio ambiente, el amor, la rabia, los paseos), aquellas que tocaron mi sensibilidad para sentir que debía escribir con un tono particular señalando que YO estaba hablando y fomentando algo de lo que sucedía en el mundo. Así las cosas, tuve la necesidad de empezar a leer, encontrando poetas que de una u otra manera sentían como yo, poetas que hoy señalo para ser leídos: Rafael Courtoisie, Andrés Barbosa Vivas, Wiñay Mallki, Elicura Chihuailaf, María Mercedes Carranza, Carolina Calvo, Paola Cadena, Jaime Jaramillo Escobar, Raúl Gómez Jattin, Arthur Rimbaud, Winston Morales Chavarro, Gabriel García Márquez, Flobert Zapata, Omar Garzón, Pablo Neruda, Amado Nervo, entre tantos más. Añadido a lo anterior, la música tuvo y ha tenido gran influencia en lo que escribo, porque en el momento que empiezo a leer y a escribir poemas, el rock y el metal hacían parte de mis cotidianos sentires musicales; varios poemas tuvieron sus matices y fuerza al escribir, al punto que creía que al leerlos era como si me acompañara todo un concierto en tal labor. Actualmente, escribo poemas con la misma iniciativa que hace diez años, claro, con mayores dificultades porque me cuestiono aún más la pertinencia de las palabras y el tono con el que deben ser dichas. Me ha sido complejo escribir porque descubrí que la poesía es música y estoy conociéndola, aprendiendo a interpretarla, experiencia que sin lugar a dudas dimensiona con energía mi poesía y con esto no digo que abandono la escritura de poemas.
Considero que la poesía es un lenguaje exquisito. Elkin Ramírez se atrevió a hablar del lenguaje de la piel, los educadores especiales del lenguaje de señas, del braille; los románticos del lenguaje del amor; los revolucionarios del lenguaje de la resistencia y el combate; los artistas plásticos del lenguaje de la imagen; los dramaturgos, del lenguaje de la acción; los músicos, del lenguaje armónico y melódico; y así podemos identificar un sin número de lenguajes para expresar la sensibilidad, por eso, recaigo en mi opinión de que la poesía es un estado de la vida, y en ese estado, se hermana de cualquier lenguaje para permitir al humano sentir, pensar, actuar, decir. La poesía se halla en un tránsito infinito por la creatividad, lo que tal vez no sería sensato es tomarla como caballo de batalla para destruir el medio natural o intentar invisibilizar el encuentro multicultural, arribando a estados de fascismo, colonialismo territorial o étnico, xenofobia o cualquier tipo de acto que destruya.
Sobre la poesía que se escribe actualmente en Colombia, opino que es todo un mar de pensamientos y sensibilidades. Con esta afirmación, que parece simple, pero que guarda todo un horizonte simbólico sobre la producción poética, retomo algunos comentarios que se han hecho en el ámbito poético tanto nacional como latinoamericano, describiendo a Colombia como un país de poetas, pero no de lectores de poesía. Por tal motivo, me gustaría mejor opinar sobre los procesos de acceso a la cultura que se desarrollan en Colombia, o por lo menos en Bogotá, para la poesía: en respuestas anteriores había afirmado que la humanidad conoció la lectura y la escritura de manera mundial a la par con el crecimiento de la banalidad y la obtención de objetos. Esto me ha servido para reflexionar sobre la poesía, pero particularmente, sobre la impronta de la escritura y la lectura para la humanidad, toda vez que se ha utilizado como montículo para que la política de turno la enuncie con la palabra Educación, una educación que se promete pero que no se cumple ni mucho menos se desea promulgar. Con la educación se permite al humano acercarse a la cultura, acceder a ella para sensibilizar su vida, puesto que en las manifestaciones culturales se despliega el arte. De este modo, encontramos que las políticas de turno corruptas y mafiosas siempre incluyen en sus propuestas y planes de gobierno educar para la cultura o posibilitar la cultura para educar, pero se queda en ciernes siempre que de un momento a otro llegan los recortes de presupuesto o simplemente, de la manera más abrupta, cancelan programas que durante algún tiempo había logrado permitir que el humano acceda a manifestaciones culturales. De este modo, creo que los procesos de acceso a la cultura que se desarrollan en Colombia, son limitados y limitan la formación de pensamiento crítico-reflexivo para que la sensibilidad poética amplíe sus horizontes de sentido. Colombia se destaca por un nobel de literatura y por la inmensa cantidad de escritores y artistas que han logrado, con el mayor de los esfuerzos, conocer el arte y la cultura, ya sea porque la educación que recibieron lo permitió, o porque el esfuerzo ha sido casi napoleónico. Actualmente, somos muchos los que escribimos poemas y nos damos cuenta que los lectores de esos poemas somos nosotros los que escribimos poemas. Los lectores de nuestra misma poesía son pocos cuando no, seducidos a mansalva en lecturas organizadas por círculos que acaparan toda la atención; cualquiera dirá entonces que los grandes poetas colombianos en su momento tampoco los leían mucho, y tiene razón, pero la balanza se empieza a inclinar hacia el lado en que la cultura, el arte y la educación para el humano, el humano colombiano nunca ha sido posible, ni lo está siendo. Cabe entonces identificar todos los porqués de esta situación, aparte de la condición de la política sucia y mezquina de nuestra idiosincracia. Por ahora, creo que la poesía que escribimos actualmente empieza a servir para llenar estantes, inundar océanos o promulgarnos como poetas por aquí y por allá pero sin lectores que nos referencien, esto porque el acceso a la cultura es vedado y corto.
Finalmente, diría que la poesía va por donde van casi todas las artes si no se rescatan: hacia la banalidad y la publicación mediática. Inclusive, lo que escribo podría terminar así. Las cosas existen en tanto existan humanos que las hagan existir. Pero para no caer en el fatalismo eterno, destaco con bastante ahínco los encuentros de poesía, los recitales de poesía, los festivales de poesía, las lecturas al aire libre de poesía, los promotores de lectura de poesía, los maestros que muestran a los estudiantes la poesía, las editoriales serias de poesía, los escritores sensibles y críticos de poesía, las revistas y publicaciones de poesía, y así, todas las fuerzas que luchan por mantener el arte en resistencia ante la banalidad y los intereses de la globalización mercantil que cercena el pensamiento y nos condena a vivir en un mundo mediático y pobre de contenido, porque es así como, parece ser, nos estamos acostumbrando a vivir.
Junio 5 del 2017
El invitado
Andrés Acosta Díaz, Bogotá, 1987.
Licenciado en Psicología y Pedagogía de la Universidad Pedagógica Nacional.
Docente, escritor. Autor del poemario Triptico (Editado por la Fundación Andrés Barbosa Vivas, 2012)
Falta decir del poeta, leído por mí,«una más en las cuentas» que es Magíster en Educación con el proyecto de grado La experiencia estética en un taller de poesía...con rigurosidad y profundidad advierte como es posible otra vida en la escuela si hay poesia tanto en la palabra escrita como en la cotidianidad. El poeta nos da algunas claves para un acercamiento poético: música, piel y descontento.
ResponderBorrar