sábado, 8 de junio de 2019

José Luis Tahua Garcés

La hondura de la poesía, su alto vuelo. El hombre solo, acompañado de su solitaria sombra, con sus recuerdos y ensoñaciones. La primavera lejana, el humo de las ciudades, la solitaria sombra que vaga en la lluvia. 

Bienvenido Jose Luis a CLAROSCURO.



José Luis Tahua Garcés, Sierra Central del Perú, 1957.  Estudió Ciencias de la Comunicación, Universidad de Lima, 1975. 

Ganador del II Premio Nacional de Poesía con el poemario  Diario de Campo (XXVI Festival Internacional de Poesía de Medellín 2016).

Participó en el I Encuentro Internacional de Poesía Germán Cardona Cruz (Tuluá, Colombia, 2017) 




De los reinos sometidos



De los REINOS SOMETIDOS, el del cerdo
(Sus domesticus) soñando entre el fango
escarbando la tierra parece buscar un lugar para su huida. No es posible
esta realidad de residuos y una que otra sidra; es perversa
la historia de los tres marranitos
y el certero puñal en la garganta - mis gritos desaforados.
Fasto y macabro exhibir nuestro cuerpo a la ciudad,
que acude con sus talegos y los últimos céntimos
para obtener algo de mis entrañas.

           


De los REINOS SOMETIDOS, el de la vaca
con lengua aterciopelada y ojos descompuestos
dando de alaridos cuando su turno toca;
aunque se le recomienda resignación y silencio
al ser transportada en camiones cuando el mundo duerme.





De los REINOS SOMETIDOS, el del cangrejo
- en su atmósfera plástica y acuática
                                          / en su planeta ROJO o VIOLETA.
Es el río el que corre hacia atrás. El sólo se desplaza
para alcanzar la transparencia, es decir, la pureza.
En una mañana en que la luz asoma de manera tímida
él sabe y comprende que todo está destinado
a las entrañas vulgares de otras especies.



De los REINOS SOMETIDOS  y destinados al fuego
a los largos comedores y allí a los viandantes
                         el Reino Animal
                                       Vegetal
                                       Mineral. Pero también el de los Fantasmas
                                       que vienen o regresan
                                       con EBRIEDAD y rencor
                                       con EBRIEDAD y culpa
                                       con EBRIEDAD y dientes afilados.

Se desprenden las agrias carnes entre las manos finas y
certeras del oficiante, es decir, el cocinero
ojos apacibles, mirada piadosa acostumbrado a estas ceremonias.



“Canción para Frank Lucas”


El azul del cielo no puede contrastar mejor
estas paredes cubiertas por el insomnio. Y las luciérnagas son esos insectos
que diviso a lo lejos como una estrella que avanza y avanza
hasta explotar contra mi rostro.

                                                       El verano Frank es mejor en Tailandia.
Allí crecen amapolas entre las cuencas. Hermoso paisaje que hace borrar las penas.
Buscar el sueño profundo. Calmar el llanto de las mujeres que no pueden olvidar.

Tú trajiste la magia azul entre los fardos de los muertos, entre las armas de la derrota.
La guerra es natural a los hombres. También el odio.
                              Dicen, que la muerte nos anda buscando Frank.
Pero sabes, prefiero el canto alrededor del fuego cuando la ciudad ha caído.
            Cuando entre los escombros aparecen cabezas sofocadas. De sus causas
tal vez hayas meditado allá en Harlem; como humilde chofer comiendo habas,
o tal vez, sumergiendo entre tu lengua opio desleído en vino tibio.
                                         Esto, se llama abrir la mañana, sí señor.
                   

Medellín-New York-Medellín
10 de septiembre de 2014



Anónimos


Bajo pena de libertad
(Para el Tío Ho y los compañeros de la guerra de los 80´en el Perú….)


El tío Ho estuvo entre las selvas del Vietnam sin más alimento
que las gotas de rocío sobre las grandes hojas
                                - semejantes a una especie
de oreja de elefante que sólo se encuentra en la ciudad de Bengala.

                                                      Era el Año del Buey
                                                     pero también de gusanos
brotando desde el fondo de la tierra, más roja que un cráter
y abierta como una muchacha en flor a orillas del Lijiang.

                                     El canto del que ilumina abría las tardes,
acompañado por las voces en falsete
de trovadores venidos desde el Vietcong.
                                                         Oraciones entre formas calcinadas,
mientras las aguas trazaban un rumbo
que hoy ya nadie recuerda. Sólo las fauces del cielo - como boca
del desprecio,
                        nos muestre la miseria bajo una lluvia triste
                        entre los rostros. Solo como una hierva
en el campo, escucho el viento, la voz de alguna vieja
que habla entre los patios, y sé, que la muerte
                                  se parece a esa mancha húmeda
                                 que crece en la pared……..

Bogotá, 1 de Diciembre de 2010


                                                                        José Luis Tahua Garcés

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