La poesía crea mundos, imagina sueños, renace corazones. Abre y cruza caminos.
Bievenido poeta Carlos Camilo Torres a Claroscuro.
Carlos Camilo Torres
Ingeniero Industrial U. Distrital. Escritor, poeta, investigador de la memoria oral, entre sus logros se destacan:
Primer premio II concurso Internacional de poesía Versos Compartidos. Montevideo – Uruguay septiembre 2016 – El árbol como pulmón del mundo.
Mención de honor II Concurso Internacional Letras de Iberoamérica 2018 con la obra: Cuadro para un Crepúsculo. México
Ganador tercer premio X Concurso Nacional De Poesía Eduardo Carranza, con el poema: Manifiesto entre las hojas. 2012. Sopo –Colombia.
Finalista de concurso Internacional Gonzalo Rojas Pizarro 2018. Diálogo en La Tierra del Poema. Chile
Tercer Ganador Concurso Nacional de Poesía Ciudad De Cali 2015, con la obra Geografía Oral. Poesía al viento. Cali – Colombia.
Testigo por un día. Editorial Cuadernos Negros –Calarcá. 2012
Libro de contrapoesía “La Escena De La Vida- o el libre juego de las palabras”. Editorial Caza De Libros- Ibagué- 2018.
Juegos, Oralidad y Tradiciones 2019- Letras del Tiempo.
Director de la radio letras del tiempo
*¿Quién es Carlos Camilo Torres?
En cuanto a formación académica soy Ingeniero Industrial. Soy padre de dos hijas, investigador de la memoria oral y amante de la escritura.
*¿Cómo fue tu encuentro con la poesía?
Mi padre en su juventud fue amigo del poeta Jesús Antonio Ferro y de esa época dejó dos cuadernos de escritos y poemas. Tengo de él una marcada influencia, porque siempre gustaba de cantar y recitar poemas con mi madre. En lo personal mis inicios fueron por allá en el año 1995 cuando decidí intentar escribir.
*¿Qué ha sido la poesía en tu vida?
La poesía fue hallazgo, un diálogo con las palabras, de encontrarlas en todo lugar, de ver sus huellas en el camino. Ese encuentro significó, vida; volver a tener una oportunidad, no en el sentido valorativo, sino en el crecimiento personal. Además, el trabajo con la memoria oral me ha permitido rastrear la raíz antropológica de la palabra.
*¿Por qué creer en la poesía?
Porque el ser humano sin lenguaje sería un ser socialmente impedido y la poesía es tal vez el lenguaje más apropiado para crecer y creer en la sociedad
*¿Qué reflejan tus poemas?
Pienso que los poemas como las palabras siguen su propio rumbo, su propio juego. Uno puede decir algo, pero para un lector puede no significar nada o puede encontrar en ellos algo significativo. Quisiera que transmitieran la sensibilidad con que los escribo.
*¿La poesía cumple alguna función o es un componente al interior de una sociedad o de una época?
La poesía nació social en los cantos de siembra y cosecha y siempre ha estado inmersa en la parte creativa del hombre. La poesía nos sintoniza con lo transcendental, lo cotidiano, e incluso con lo banal.
*¿Hacia dónde va la poesía?
Yo diría que va en el camino de siempre, como un escape, como una técnica de asalto, para huir de la locura o de la muerte; para cantar a la vida. El poeta siempre estará al servicio de las palabras. Palabras que son más bien una invitación a la imaginación, a encontrarnos con la generosidad del lector de cualquier edad o tiempo.
Carlos Camilo Torres
(selección de poemas)
MUERTE DE UN RUISEÑOR
Mis hijos eran increíbles.
Me levantaban cada mañana para jugar
Abdullah Kurdi padre de Aylan
El vientre demora la raíz y la sonrisa.
Una barca contra el cielo
contra el agua del atardecer,
lleva una primavera del oriente.
Lleva la incisión de luz a la cutícula
el oído de rosa y el oído de aire.
Amores
que entran y salen de duna y mar.
Parte de célula bajo la marcha
parte de semilla en el polen del espejo
hacia el bosque del corazón,
donde el canto
es equipaje sobre olas
y muere en la rosa damascena
con sus olvidados
rostros de arena.
COLIRIO PARA LA PAZ
La hoja
sostiene la esquelética lágrima del siglo,
el vuelo
que va del arma a la paloma.
Se respira la afonía del abrazo,
del blanco, al amarillo
el rojo-número.
La luz es una gota de latido
en el colirio hacia el azul
y el sueño encinta
y la derrota del mes de enero
aún esperan escribir cintura.
La infancia sin sombra
viaja en una epístola pegada al paladar,
dibuja la madre en las vocales,
asoma el ejército en los trigos
para borrar las palabras de la guerra.
ÁRBOL ME VOY A RESPIRARTE
Árbol me voy a respirarte,
más allá del perdido plumaje del ocaso
o del color dolido de la lluvia.
Quiero llorar la primavera indefensa de nube,
la telaraña que ha roto el maquillaje
en el pequeño silbo de los pétalos.
Me confío al estambre que es vuelo de abeja,
al botón triste de letras
en la rama sobreviviente del invierno.
Vivo el testamento de los vuelos
en cada aurora cardia,
en la circuncisión de luz
habito entre el naranjo.
Vengo a curar el abeto degollado
la caricia de los tallos a la altura de los pájaros
con semillas de tinta en la garganta.
Voy a respirar la niebla que cobija al carpintero
en el amor de las Bromelias,
bajo una luciérnaga de sangre
que alimenta la epidermis de la historia,
o los campos de la guerra,
y en esa abreviatura de la flora
insisten los pluviales olfatos del retoño.
Voy a respirarte con melismas de flor entre la savia,
con la uterina luna de sed
respiraré la raíz del mar en la montaña.
ELEGÍA EN EL ARRULLO
A mi madre
Ya no vendrá el verso de pan entre la tarde,
ni las alas madrugarán entre palabras,
ni la tormenta tendrá corazón de chocolate.
El amor dejará todos los años al besar del aliento.
Orquídeas de un febrero para una estéril campana.
La tórtola no alcanzará la juventud entre la aurora,
sus huevos han cambiado el calendario
con jirones de luz para empollar todos los sueños.
Hoy he arreglado mis lágrimas para la lluvia.
El aire renunció a la mitad de su dolor
para recorrer los nudos del recuerdo,
al orfebre de las sombras
que te ha nombrado entre los brazos,
en el rubor envejecido del destierro
con sus canas que resbalan por la puerta.
El frío lo ha ofrecido en la sonrisa,
en el luto y el cuerpo del sollozo
que abrazan la intimidad del lienzo entre los besos.
HERIDA AL SILENCIO
La caricia es colibrí
de un fonema de sol,
conjuga el color del latido en las palabras.
La corteza de la noche
no es polen que perdura.
En la morada del búho
se inventa el iris de niebla,
la rama adherida al silbo de un pétalo.
Los ojos escalan el hierro de las aves.
El río en el aire del mañana
espera una aparición encima de los tréboles.
La mano de la abreviatura
o la rebelión de la mirada
que prolongan la negación en viejas lámparas:
algún personaje incontestable del espejo.
No es la copa negra,
ni el disfraz de las palabras,
no es el labio que rompe su arpa entre los verbos.
La palabra oculta en otro,
(la tinta que alimentó los dientes),
la memoria del poema en otra lluvia
baja por la sílaba sonámbula
y se quema en la herida del papel.
Carlos Camilo Torres
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