jueves, 11 de mayo de 2017

Gustavo Dufau. Los poemas

En la ciudad azul
mitad mar, mitad cielo
comenzó este viaje de ausencias...

En la ciudad verde
los prados infinitos,
brazos
como raíces sobre los muros.


Un pálido sol
en la ciudad amarilla,
un reflejo,
los ojos ciegos de Dios...

Niebla...
la ciudad gris,
mitad naufragio, mitad melancolía.
Un sueño de opio,
un atardecer decapitado,
las impúdicas calles de la ciudad roja...

Llegó la noche...
como un ángel delator.
Siempre llega la noche
mientras perseguimos el día.

Y no tuve, valor,
para nombrarla,
para besar los límites
invisibles
de la ciudad de Ébano.

12-10-2012




Nos hociqueamos lentamente
como cachorros...
Nos devoramos abiertamente
como planetas...
Nos inventamos tantas bocas y tantas manos
que solo podíamos
en el grito
ver el sol.



Y si  la muerte es
ese acto que repetimos 
incansablemente
como si fuera la vida
ese gesto muerto
que nos aleja del amor
una y otra vez

y nos besa con furia de hielo
de agua quieta
los ojos y las manos.


Haroldo Conti no murió
Se bajó del mundo
Se hizo árbol.
Se hizo viento
Como Paco como Rodolfo
Como los otros
Y No existieron esas bestias sin intelecto
Esos minotauros esos cíclopes
Esas leyendas uniformadas...
Detrás del laberinto estaba el sol
Redondito pálido ebrio amarillo
Contando a los transeúntes
Que Haroldo que Paco que Rodolfo
Que los otros...
Y otras fábulas tristemente inciertas
De esas que asolan
Melancólica y bellamente
los bares...


No me quejo
Cincuenta y cinco
Llevo
Y sobrevivo
Con buen talante
Y poca paciencia
A la "revolución de la alegría"
Todo pasa y todo queda
Dicen poetas
Y cantautores
Y yo sigo
Apostándole a la vida
Y siembro soles
En las chisteras
De la muerte
Y lunas de nácar
En las sobremesas
Del desconsuelo...
No me olvido de la estrella
Bellamente roja
En el mar oscuro
Y digo amor
En el horizonte
Y en el allá lejos
Sin reproches
Y amistades
Sólidas y dulces
Como puños
De azúcar
Con los dedos
Todos juntos
Y digo hijas
Florecidas como primaveras
Y nietas diminutas
Que brillan como Casiopeas
Y digo el poema
Que me sale por los ojos
O me besa los labios
De a poquito
Y en silencio.


                                                                                Gustavo Dufau

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