viernes, 25 de noviembre de 2016

Javier Moyano. Los poemas

Proyecto de huida 

Mañana llevaré una pistola y un libro de poesía para cuando me hagan la limpieza facial
bailaré un vals en algún sepelio,
venderé mis sueños por un poco de pop corn.
Tengo a Lita en mis brazos mientras ascendemos al infierno.

Mañana compraré un kilo de arroz para alimentar palomas de algún cementerio
y en silencio les confesaré las traiciones de mis días de andar por lo bajo,
exprimiré un limón sobre mis pupilas para borrar tus huellas,
inventaré un epitafio para el enemigo de la paz.

Mañana me levantaré brincando en el pie izquierdo,
seguramente llore, al saber que mi vieja ahora solo será una voz lejana,
jugaré béisbol con una pelota invisible,
saludaré con cariño a la araña de mi habitación.

Mañana, como corre el tiempo, como el tiempo que se va,
iré a N.Y a lavar baños, lejos de este mar de miedo,
dejando atrás los deseos de buena suerte, la realidad de puño,
desacostumbrándome pasaré la página y esperaré que lejos de casa brille el sol.



Ligeia

El niño rata canta un vals para llamar a su sirena frente al malecón
lleva los pies descalzos y un poco de ántrax
un frasco con sangre fresca de gallo de pelea
un cigarrillo bendecido por San Agapito
para fumar cuando la marea baje.

Esquizofrenia paranoide del átomo al bit,
lo real es un cuento chino contado por Wall Street.

La sirena corta su rostro con los restos de su espejo
al saberse lejos de tierra firme,
lleva una herida de arpón desde el primer día de cuaresma
sus senos secos presagio del final
escupe al firmamento saliva dulce.

Esquizofrenia paranoide frente al templo cerrado,
lo irreal es un simio danzando en la luna.



De Pol Pot a Azalea Robles

Un abogado de un pederasta confeso,
un médico nazi,
un militar nigromante,
un cantinero sordo,
sentados en la mesa del rey Salomón.

Un contador sin manos,
un odontólogo que nunca sonríe,
un maestro inquisidor,
un astronauta con asma
a la diestra del vacío perpetuo.

Un torpe ilusionista con la banda presidencial,
un policía esquizofrénico,
un descuartizador amnésico,
un vegano con una montera
juegan a la ruleta rusa sobre nuestras cabezas.

Un arquitecto de campos de concentración,
un electricista verdugo,
un embalsamador voyerista,
el ama de llaves de un pandemonio,
sostienen la copa en lo alto.

Un curita somnofilo,
un vendedor de condones rotos,
un domador con una camiseta de Caín,
un poeta con la espada de Damocles en un bar
cuenta monedas para la cuenta de los demás.


                                                                                 Javier Moyano

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