martes, 17 de julio de 2018

Francisco Pinzón Bedoya


La mirada que no se había tenido, la mirada de la cual no se tenía conciencia, pero que está, pero que mira, explora y descubre, la mirada que llueve, que ríe, que acaricia. La mirada que se contorsiona, que desentierra, la mirada que grita, que susurra, la mirada que teje poemas y desteje silencios. Pienso en esa "vocación tardía" que menciona Francisco y veo esa mirada que descubre todo como recién nacida. 

Bienvenido Francisco Pinzón Bedoya al Claroscuro.




*¿Quién es Francisco Pinzón Bedoya?

Colombiano, 62 años ya casi, de cuna andina y pasos caribes.  Nací en Líbano (Tolima) y me crié en Santa Marta.  Vivo en Medellín, soy Ingeniero y otras cositas más, y de ello derivo mi sustento y el de los míos
Soy un poeta de “vocación tardía” quien halló en la poesía las respuestas a sus inquietudes del sentir en medio de un mundo lleno de exactitudes y raciocinios. Mi primer poema lo escribí a los 41 años.  

Llevo dedicado a la ciencias exactas y a las labores corporativas 40 años, y he hallado en la poesía respuestas a mi mirada distinta de lo que me rodea y me hace sonreír.  
Voy en camino ser escritor, hasta ahora he publicado sólo poesía.  En diciembre de 2017 lancé mi último libro: SENTIRES EN MÍ MENOR, una expresión de 131 poemas llenos de intimidad que fue prologado por el poeta Pedro Arturo Estrada, editado por Ediciones Grainart de Cali, del cual estoy orgulloso. 


*¿Qué es poesía?

Es el lenguaje del sentir, dicho en la tinta de la belleza.  Es el medio en el que un alma conmueve a otra sin necesidad de explicarlo, porque en las letras está dicho lo que poesía es: un canto que se crea en palabras para tocar espíritus.


*¿Por qué creer en la poesía?

Porque es el medio para la elevación del canto sublime más allá de lo esencial y físico para la vida.  Porque es la voz que nos deja expresar lo que el lenguaje común no puede.  Porque une seres en torno a lo bello, en torno a lo sensible en letras que dejan su rastro imperecedero.


*¿Qué poetas han influenciado tu voz?

Muchos, pero especialmente los latinoamericanos cercanos: Gustavo Pereira, Eugenio Montejo, William Ospina, Paz, el gran Porfirio, Silva, Mameca, Benedetti, Neruda, Roca, Girondo, Pizarnick, en fin.  Por otro lado, muchos universales como el gran Whitman y Shakespeare.  De cada uno de ellos he libado sus voces y sus giros, y me he perdido en sus hondonadas para salir al otro lado, distinto y permeado por sus almas.


*¿Cuál es tu concepto sobre la actualidad en la poesía colombiana?

Hay mucho talento, especialmente joven, lo cual me hace pensar en lo eterno de la poesía.  Cada vez hay más voces que dejan huella en este género.  Soy un optimista cuando veo plazas llenas de juventud en Medellín, Pereira, Cali O Barranquilla.  Hay muy buena poesía y crea a su alrededor una mirada de atracción por su autenticidad.  Hay muchos grupos desperdigados haciendo esfuerzos, nada oficial.  Pero, la voz de los poetas sigue viva y creciendo.


*¿Qué tanto influyen la poesía y la lectura en la formación de valores en la sociedad?

Una sociedad lectora siempre tendrá opinión. Una sensible tomará parte por la justicia y la equidad.  En ambas es el alma quien dirige los actos, no hay campo para la negligencia, la pasividad o la indiferencia.  Será una sociedad que imponga su sentir y su énfasis estará en la vida y su esencia.  Si una sociedad pierde su sentir estará condenada a desaparecer.


*¿Con qué palabra te identificas?

Noctumbria: ese espacio de la noche en donde nos unimos a la poesía y a otros sentires en una comunión de versos.


*¿Hacia dónde va la poesía?

Hacia masificarse.  Los medios electrónicos la hacen más generalizada, pero a la vez, más transeúnte, más efímera.  Seguirá siendo un tema de minorías, pero va en el equipaje donde se llevan las cosas del corazón, por ello tan valiosa.  Nos hará cada vez más partidarios de un mundo mejor para nuestros hijos: sostenibilidad.

Francisco Pinzón Bedoya ©
Envigado, julio 15 de 2018



Sentires en mí menor
(selección de poemas)




De nocturnancias felinas 

Una docena de bocas se apertrechan tras las bambalinas y tengo miedo.  Un mareo de buque del siglo XVI me apoca y me hace ovillo.  Seré engullido por un Leviatán inmenso, el hedor de sus fauces me hace dar arcadas.  Siento el filo de sus dientes en mi noche oscura de crespones de olas desde barlovento.  Ya no tengo ni norte ni sur ni arriba ni abajo.  El atisbo del cielo que corregía mi brújula interna se perdió y voy a entregar mi alma a esa muerte.  Unos bigotes me despiertan en medio de un ronquido revuelto con un ronroneo.  Ese ruido es el mío, estoy en mi cama, sudoroso, lleno de inmensas ganas de ir al baño.  Me apeo sin consciencia y ese monstruo se va diluyendo cuando me tropiezo con el escalón.  Un maullido tenue me sigue y se enreda en mis pies.  Mi brújula aparece.  Lleno la traza de orines en medio de una sensación creciente de liviandad.  Tomo agua y por el tragaluz veo algunos rayos bellos de luna que una nube va tapando.  Pina tiene razón en decirme desde sus grandes ojos miel de gata: “¡Estás bien! ¡Yo te he cuidado toda la noche!”.  Apenas se deja cargar para entregarme toda su suave pelambre entre mis dedos para deslizarse sin arañarme al más fiel estilo Garfield.  Ella sabía de mis demonios y hasta tal vez los ahuyentó, a pesar de que yo no tengo idea de por qué llegaron, pero sí de por qué se fueron.  Tengo un ángel de la guarda con forma de gata mimosa.



Otra forma

Cambio de lado y me altero para que me veas.  Quiero coquetearte a la usanza de un macho alfa.  Creo que te exhibo mis ganas sólo con el fin de que te antojes.  He leído que eso no es femenino, pero quiero acudir a que de pronto –sólo de pronto- estés en tu lado salvaje y te acerques con tu instinto primario, porque el mío... está dispuesto para que llegues. Que quizás quieras un casual, una forma loca de rozarme, un asombro o hasta una degustación para tu universo que, a mis ojos, centellea de milagros y de pieles.  Eres esa redondez que afino en mis noches de súplicas o ilusiones de estar en ti, cuando me autodefino como un promontorio de hormonas en un solo punto redondo. Sin embargo, te advierto: es una forma extrema de atraerte porque ya sé que mis versos y mis colores nunca fueron parte de tus afectos.  Es un jugársela en contravía de los cánones que creo más están en mis dilemas y supuestos que en alguna realidad.  Asumo este enorme riesgo, pero vale la pena el premio, uno envuelto en el papel en que eres un regalo de esos que hacen brillar todo... aún bajo mi bóxer.


Procuro olvidarte (como la canción)

Quiero conjugar tu apodo al evocarte como lo hacen tus amigas de cartas cuando te llaman, y sólo lo dicen pero no mascullan tu piel ni ven tu boca en llamas.  Quiero que seas como una mirada al Degás del museo suizo o a ese Zeuss de la estación de Metro en Napoli o a las gaviotas del lago de Lucerna, así sin prevenciones ni amotinamientos.  Quiero que salten las cerraduras de los cajones donde guardo tus versos y se los lleve el viento para que no tenga otra y otra vez el deseo de recrearte cuando ya no existes ni en canciones, como dice Silvio.  Quiero que estés tan cerca que ni siquiera te vea como si te conociera, o como si fueras esa turista india que creyó que le coqueteaba y le contó a su marido y ni les importó, sólo se burlaron, porque simplemente sus piernas eran casi las tuyas con el mismo lunar en ese camino perverso al cadalso.  Quiero que un día de junio en una playa dorada del Mediterráneo desaparezcas entre tantas tonalidades verdes y azules, y no vuelvas a surgir ni en el aire ni el cielo ni en los suspiros que hicieron milagros, para que salgas de mis nostalgias.  En fin, quiero dejar de creer que este o aquel verso te podría gustar, porque ya estás en la hoguera de otras manos y en las fiestas de otras bocas que te hacen surgir esa sonrisa seductora que sólo debe quedar para el póster de alguna película de moda.  Quiero olvidarte... y por más que lo procuro, no te vas y creces y maduras junto a mí como esa fruta que da el mejor jugo de la mañana.



FASES CUASILUNARES

I

Te cambio y a veces te ignoro
aunque estés en las sombras
Desapareces de mi sonrisa transparente
ante una tuya edulcorada delictuosa
siguiéndome a veces como un perro
Ardes en una hoguera invisible
y me llevas a tu centro de fuego
...
pero te cuelas en mis sábanas
en muchas noches innombrables de luz
cuando tus bocas me contienen
y hacen estallar el cielo... en mi pecho
para que yo te deje entibiar una vez más
tus huellas hacia mí


II

No hurgo en tu ser solitario
porque me llevarías a tu agujero negro
Velo porque en tu suerte existas aún
sin tus falencias y fijaciones
Me hago a un lado de ese tobogán
con que me abordas cuando desesperas
...
pero cuando desapareces
y dejo de escuchar tu lisonja y halago
y mi ego se castra de silencios
te busco y te hago respirar
para seguir siendo... ¡la bestia!


III

Tomas tanto de mí en tu mundo
y suspiras al aire con tu sentir
que eres el gran planeta frente a mí
que soy una luna enana de olvidanzas
Trituras mi horizonte en tu fantasía
y creas un halo que se hace presencia
cuando siento tus manos pasando fieras
por mis pliegues y volcanes
que buscas desde tus hambres históricas
...
pero no puedo menos que alimentar
el hogar en que cueces los faltantes
de tu mundo de rutinas y hogar
que te envuelve en un capullo
hasta nuestro próximo beso
para que no te vayas


Duermevela irrepetible

Y en un abrir y cerrar de ojos 
se me evade un suspiro 
y estás reduciendo mi voluntad 
a un cero que no se mueve sino que te mira.  

La noche me regala un lucero 
y la luna se ha escondido tras 
unos nubarrones que estallan de truenos.  
Tú también lo haces bajo mi piel escarlata ya.  

Tienes la posesión exacta de todas mis deficiencias, 
por ello te instalas hasta en mi duermevela.  
Este reino en donde lo onírico y mi inconsciente 
se mezclan con un arrobo cómplice.   

Te pido los besos negados por hechos inexplicables.  
Te recreo en mis milímetros más menesterosos 
y vuelves a ser fuego y espada.  
Te cambias a dolor y rabia contenidos 
que se diluyen en un agua de mar que es muy azul, 
pero es una piscina y estás toda disponible, 
embelesada, como en un año que termina en cinco 
aunque éste ya termine en ocho.  

Un sopor invade mis dedos que irrumpen 
por entre los caminos que me enseñaste 
que van a tu piel y a tu gemido.  
No es trocable este compasivo instante 
porque al recrearte, juegas en mi almohada 
a mi voluntad que ya es tuya.  

Cedo mis derechos sobre mi sentir 
porque lo que tú haces conmigo, 
es un deleite que vuelve a robarme... 
mi valioso tesoro de ser independiente.


                                                                            Francisco Pinzón Bedoya 

4 comentarios:

  1. Gracias Sergio, me honro con saber que ya pertenezco a ese grupo de CLAROSCURO, Un abrazo

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  2. Eres grandioso ! Gratitud por siempre
    Mi admiración infinitas

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  3. Buenos días Francisco. Gracias a vos por permitirme compartir tu voz. Bienvenido siempre al Claroscuro.

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  4. Felicidades Francisco, por este homenaje, que se une a los logros que estas por alcanzar. Un fuerte abrazo!

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