miércoles, 29 de junio de 2016

Omar Garzón. La entrevista

El poeta debe ser un crítico de su propio tiempo. Aplaudir lo que sea digno de aplauso, señalar y condenar todo aquello que corroe la conciencia.

Omar con sus versos, nos hace sentir el dolor, el sufrimiento, la angustia que son capaces de provocar los peores estadios del comportamiento humano; pero a la vez, nos ofrece la esperanza de aguardar por un día más, de aguantar un día más.

Ese es el grito del poeta. Su manera de abrirnos los ojos.

Bienvenido Omar Garzón Pinto a las hojas de Claroscuro.

*Omar, tu obra poética  está cruzada por un destello en medio de una realidad de sombras. Habla de nuestros tiempos violentos, de nuestra violencia gestada desde el vientre, desde el hambre, desde el desarraigo. ¿Qué tipo de reacción consideras que provocan tus palabras, o que reacción esperas que provoquen?

Bueno, no sabría decir si provoco reacciones de agrado o desagrado entre los lectores con lo que pretendo o intento ante una hoja en blanco. Lo que sí tengo claro es que un buen poema es el que genera, principalmente, sorpresa y empatía en el lector. Un buen verso es aquel que logra remover las fibras más íntimas de los hombres.

La lectura que cada quien hace sobre una obra o sobre varias es muy personal. A algunos les gusta más el Roberto Bolaño narrador que el poeta, a otros no les gusta ninguno de los dos Bolaños y otros dicen que Bolaño es un narrador que se pretende poeta. Otros decimos que Bolaño, como poeta, fue un buen agitador. Esa es la diferencia entre la academia y la creación artística en general y la literaria en particular: en la academia no cualquiera puede tener la razón. En la creación sí. Eso le da un grado de complejidad mayor. Por esto, mi estimado Sergio, no podría precisar una reacción de los lectores que se han encontrado, afortunada o desafortunadamente con mi trabajo. 

Por otro lado, y con respecto a lo que dices de "nuestros tiempos violentos, de nuestra violencia gestada desde el vientre, desde el hambre, desde el desarraigo", pienso que la poesía como creación también debe decir o dejar algo a los contemporáneos, y en esta región que nos toca por casa hay cosas buenas por resaltar y malas por denunciar, criticar y condenar. Yo me inclino por las dos. Celebro a los grandes poetas, a los grandes poemas, a los artistas memorables, pero eso no puede o debe llevarme  callar ante una masacre, un asesinato, un acto de represión o censura. Si los artistas, en general, y los vates, en particular, se quedan callados ante las ignominias sufridas y ejecutadas por los hombres, ¿de qué sirve esto que hacemos?, ¿sólo de contemplación o ejercicio para pasar el tiempo?. No creo que deba ser así.  Solo digo que eso que decía Camus de que "el artista debe estar siempre con aquellos que padecen la historia y no con los que la hacen" siempre ha estado vigente y quizás siempre lo esté. Por eso creo que la creación literaria, en este caso puntual, no debe encasillarse solo en la acción parnasiana del art gratia artis. Si así fuera, muy seguramente no le quemaría tiempo a esto. 


*¿Cómo defines tu tono poético?

Es difícil definir rápidamente el "tono" de un autor en toda su extensión. Sin embargo, si se puede hacer eso fácilmente con un solo texto o línea. Una obra completa tiene varios "tonos" o, por qué no, estadios. Por ejemplo, Sergio: El Lorca del Romancero gitano (1928) no tiene el mismo "tono" del Lorca de Poeta en Nueva York (1930). En lo personal, no podría definir mi tono, para ser sincero.
Considero que ese no es trabajo de los creadores y no soy lo suficientemente vanidoso como para decir "mi obra tiene tal o cual tono". Es más, creo que ni siquiera busco un tono específico o una voz, como le dicen algunos. Ya lo dijo el poeta Horacio Benavides hace poco: "Uno no escribe lo que quiere sino lo que puede"


*¿Cuáles poetas han influenciado tu estilo, tu pensamiento?

Yo no hablaría solo de poetas sino de escritores en general. La vida de varios de ellos me han aportado algo: la de Roberto Bolaño, Claudio de Alas, Barba Jacob...
También podría hablar de algunos trabajos puntuales que han influenciado mis ejercicios de escritura: algunos cuentos de Borges, Monterroso, Cortázar, Poe y Sergio Gama, entre otros, me han dado algunas lecciones y han enriquecido mi trabajo en todo el sentido; y algunos poemas de José Asunción, Jaime Jaramillo Escobar, Jairo Anibal Niño, Flóbert Zapata, Luis Vidales, Sergio Laignelet, Rafael Alberti, Jesús Lizano, Ernesto Cardenal, Fredy Chicangana, Juan Pablo Roa, Hernán Vargas Carreño, Germán Villamizar, Julio Daniel Chaparro, León de Greiff, Darío Jaramillo Agudelo, María Mercedes Carranza...me han aportado imágenes que me han puesto a pensar hasta por varios días.


*En tu rol de Gestor Cultural has visto el nacimiento de nuevas generaciones de poetas. ¿Cómo percibes esas nuevas voces?

Por supuesto, hay cosas que, como a casi todo el mundo, me gustan y que no. Me detendré sólo en algunos nombres que están desarrollando un trabajo de creación poética que me gusta total o parcialmente, todos nacido en esto que llamamos Colombia para no extendernos tanto:  Héctor Hernán Hurtado Botero, Carolina Dávila, Johanna Vanegas,  Jafitza Quipo, Santiago López Trujillo, Aldemar González, Hugo Jamioy, Yonny Vanegas, Sebastían Martinez, Clara Schoenborn, Omar Ardila, Felipe García Quintero, Carlos Fajardo, César Cano, Michael Benitez, Danny León, Alejandro Cortés González y un tal Sergio Chiappe.  Creo que el trabajo juicioso y la búsqueda constante de estos autores está alcanzando una altura que me ha dado luces de lo que podría ser un poema significativo o la poesía en general. Hay otros trabajos de varios autores que aún estoy explorando y en los cuales estoy buscando algo. Caso especial el de Andrés Barbosa Vivas, quien vio truncada su madurez poética a raíz de su prematuro fallecimiento.


*¿Cómo fue tu encuentro con la poesía?

Bueno, para hablar de un encuentro con la poesía, primero debo hablar de dos libros más que de autores o momentos: La Biblia y 20 poemas de amor y una canción desesperada. Llegaron a mí a través de mi madre. Yo rondaba los cuatro o cinco años. El primero, porque vengo de una familia de tradición católica que viró, en parte, hacia la religión protestante en medio del auge y rápido crecimiento que ésta última tuvo en las décadas de los años ochenta y noventa en Colombia. Es entonces cuando me inculcan la lectura, casi obligada, del Pentateuco, Los profetas mayoresLos profetas menores, Los evangelios y Las cartas de los apóstoles. A pesar de que mi lectura de esos textos fue algo obligada en un principio, como te digo, poco a poco esas líneas fueron ganando un espacio entre mis gustos. Recuerdo con especial cariño los libros del poeta Salomón, hijo del Rey David, las conversaciones de Job y la historia del pueblo de Israel antes y después del libro de los Jueces.  En cuanto a Neruda, pues, ya sabes, muchos han comenzado por él y casi todos tienen un poema suyo en casa.

Considero que uno no se encuentra con la poesía por primera vez. Cada vez que descubres un nuevo autor que te agrada o dice algo significativo, es como una primera vez. Por lo menos ese ha sido mi caso. He estudiado el trabajo de Roque Dalton y Leonel Rugama, entre otros poetas centroamericanos, Li Po y Wang Wei, entre otros chinos, Mahmud Darwish y el tocayo Omar Khayyam entre otros orientales. Me gusta lo que hacían Roberto Bolaño, Javier Heraud, Dylan Thomas y Luis Carlos "El Tuerto" López, para no ir más lejos en una larga lista. Cada uno de ellos ha sido como un primer encuentro con la poesía. 

El encuentro con la poesía no es algo que uno planee, Sergio. En mi caso, por lo menos, la academia me dio la espalda por no tener dinero y la poesía me dio un abrazo por la misma razón. Todos tenemos algo que contar y al respecto, Wilde dice que " no existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo". Eso es lo que intento. La poesía me dio la oportunidad de exorcizar mis miedos, si cabe el término, mis angustias, mis temores y mis contrariedades con el mundo, entre otras cosas. Haciendo poemas, esa es la manera más sincera que tengo de gritar.


El invitado




Omar Ivan Garzón Pinto es un lector nacido en Bogotá y descendiente de campesinos cundinamarqueses y chamanes brasileños afincados en Tabatinga. 

Ha trabajado, desde el 2008, como profesor de Geografía, Historia y Literatura, principalmente, en varias instituciones educativas de Bogotá y como Tallerista, promotor y difusor cultural de varios colectivos artísticos y fundaciones de la misma ciudad. 

Su trabajo ha sido publicado en antologías y revistas especializadas de Latinoamérica, España y Guinea Ecuatorial. 

Autor de los libros:

Flores para un ocaso, Liga Latinoaméricana de Artistas (Bogotá, 2013)
Un poeta es un satélite en constante caída, Senderos Editores (Bogotá, 2015)

Dirige el blog de poesía Faro Desnudo (farodesnudo.blogspot.com)


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