Poemas del libro Un poeta es un satélite en constante caída
(Senderos Editores, 2015)
El reflejo de Ian Curtis
Vino de la eterna noche de Mánchester.
Un día, caminando por la calle
se encontró con que el mundo cabía
en un charco al lado de la acera
y que su alma excedía los bordes de su sombra.
Tomó una piedra, la arrojó al charco
y se quedó quieto observando
el efecto del agua en su cabeza.
Retrocedió dos pasos hasta que su sombra
se encontró con el dominio de la noche:
El eco de la piedra contra el charco
aún retumba en mis oídos.
El agua no ha dejado de moverse.
Confesiones en enero
1.
(COSOVEI)
¿Acaso se puede escribir un solo verso sin la agonizante
pero nunca faltante esperanza de verse reflejado en el poema?
14.
(GELMAN)
Cada palabra que decimos nos desnuda.
Cada palabra que nos nace nos rescata de la muerte.
23.
(FONZ)
Mírame, poeta: aquí cuelga la estrella viajera
que encontró la refrescante sombra en la aridez del desierto.
26.
(PACHECO)
Se tiene la lucha, se tiene el desierto, se tiene la incertidumbre.
En fin, el mundo.
En fin, el mundo.
Es necesario el oasis: Si no hay versos, no podremos dar
un paso más.
un paso más.
28.
(LOO)
Todo poeta es una promesa mientras vive.
El camino se encargará de decirnos qué tan falsa era cada promesa.
Carta de amor a Cuscatlán
A la memoria de Maurcio Vallejo
País mío: Si algún día te acuerdas de mí
te espero en el verso que no fue escrito
en ese que se oculta en los dedos que no te señalan
en el que te susurré a tus oídos y que el viento conoce
en ese que escribe la arena en la playa y que las olas se llevan
en ese que recitamos un día
y que ahora se oculta en la lluvia tardía.
y que ahora se oculta en la lluvia tardía.
Te espero allí, país mio, mi hijo
en el poema donde me nombras
en el exilio.
Dylan Thomas en la otra mesa
Esconde el hombre en su sombra muchos nombres.
Se pierde en la niebla, la anda, se esfuma, pero siempre vuelve.
Caben en sus brazos todas las sombras, incluso las de ayer.
Conocen sus manos el resguardo intangible de la luna.
Señala de memoria cada gota que se oculta en el rocío.
No se inmuta cuando escucha atento el secreto de la lluvia
hasta que sonríe y con los brazos abiertos la recibe.
Esconde el hombre en su sombra muchos nombres.
En la noche atiende un canto de borrachos en la calle
lo pinta con un baile de dedos plegados en la mesa
y siete copas de algún elixir le salen al encuentro. Ríe.
Se pierde en la niebla, la anda, se esfuma, pero siempre vuelve.
La hoja entre el suelo y la planta de sus pies es la música.
De todos los mundos posibles, optó por sus mismos labios.
De todos los mundos visibles, escogió su propia ausencia.
Caben en sus brazos todas las sombras, incluso las de ayer
y su puerta más oscura es la que más luz le proporciona.
Escogió el poeta el silencio a manera de profundo grito.
Omar Garzón Pinto
Bella voz, profunda,sin atavíos innecesarios,lejos de la vanidad en boga, del ruido vacuo. Poesia honda, necesaria.
ResponderBorrarEl poeta debe atestiguar su tiempo, aplaudir, condenar. Gritar, gritarnos, hacernos gritar. Necesario que la poesía nos saque del sopor ciego, del aturdimiento.
ResponderBorrarExcelentes poemas. Poca fe en el mundo y cierta desconfianza en la palabra.
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