viernes, 22 de julio de 2016

Margarita Mejía. La entrevista

El ser humano necesita de la poesía para entenderse, aceptar la propia existencia, adecuar sus espacios, construirse. 

La poeta Margarita Mejía vierte su alma en la hoja en blanco frente a ella. Se escribe, letra por letra forma sus palabras. Se escucha. La hoja es espejo, se mira en ella, descubre su mirada, su rostro, sus alas, la tierra.

Bienvenida Margarita a las páginas de Claroscuro


*¿Qué es poesía?

Es el lugar al cual pertenezco. La poesía me mantiene viva, haciendo equilibrio en la línea de mis propios límites. Es un espacio de exploración donde me adentro en el ser humano que soy y me observo sin compasión. El lugar donde construyo paisajes interiores a través de la palabra. La poesía es mi aliada, el sitio donde encuentro mayor verdad.


*¿Cuál es tu obsesión poética?


Más que obsesión, diría que reconozco algunas constantes, por un lado la conciencia de transformación, el saberme abocada a continuos cambios de piel y en esa medida, la conciencia de lo efímero, la fugacidad de los acontecimientos y las emociones. Por otro lado, la conciencia de la materia, del cuerpo, sus dolores, sus placeres y sus apegos. Algunas veces recurro a la naturaleza para hablar de esa materialidad: la sal, las piedras, el viento, el agua, los árboles, la luz, los pájaros, el fuego.


*¿Qué lecturas nos recomiendas?


A Idea Vilariño, una de las grandes poetas uruguayas, quien dijo en una entrevista que cuando ella habla del amor, "la potencia total del ser está en juego", y cito un breve poema de su libro En lo más implacable de la noche:
Uno siempre está solo
pero
a veces 
está más solo

Al poeta venezolano Rafael Cadenas, de letra gruesa, a quien leo y releo apasionadamente, su poesía es como un nacimiento de agua, que fluye con un sonido y una transparencia siempre nuevos. A la poeta mexicana Cristina Rivera Garza, su libro Los textos del yo, es potente, su mirada del otro, la enfermedad, la muerte, la sexualidad; encontré en él un desgarramiento y un aura telúrica, algunos de esos textos me recordaron parajes de Juan Rulfo. Y a la magnífica poeta norteamericana Anne Sexton, cito un fragmento de su poema Arte negra:

Una mujer que escribe siente demasiado,
¡tales portentos y trances!
Como si ciclos e hijos e islas
no fueran suficientes; como si dolientes y chismes
y vegetales nunca fueran suficientes
Cree que puede alertar a las estrellas.
Una escritora es en esencia una espía.
Amor querido, yo soy esa muchacha (...)

Por otro lado recomiendo al novelista colombiano Tomás González, cuya genialidad admiro, en especial los libros: Primero estaba el mar, La luz difícil, y El Rey del Honka-Monka, esa sensación de que el mundo de los personajes está sujeto a la destrucción, la dificultad de las relaciones, la presencia de la muerte, y las fuerzas de la naturaleza: el océano, la manigua, las tempestades.  Y por último recomiendo a la cuentista norteamericana Lydia Davis, cuya lectura me ha fascinado, en especial la libertad en la construcción de los textos, son cuentos breves, con mucha fuerza y temáticas que van desde las duras opiniones de una madre, el trabajo repetitivo de un empleado de lavandería, la precariedad emocional de un sujeto imposibilitado para establecer cualquier contacto social, hasta el placer que siente una niña al bañarse por primera vez en un lago. 


*Háblanos un poco de Margarita Mejía la fotógrafa. ¿Cómo articulas la poesía visual y la poesía de las palabras?

Pienso que la poesía es una manera de ser, un sentir el mundo. Así mismo, en mi caso también es una manera de mirar, entonces en mis fotografías siempre está la poesía, creo que ahora lo veo así, con mayor naturalidad. Los títulos de mis fotos suelen ser poéticos: Cada ángel tiene su sombra, Melancolía, Mi cuerpo es el mar, Los extremos se tocan, Cactus como el amor, y así...   en ocasiones escribo sobre las fotos. Sin embargo, hace unos años trabajé específicamente en esa relación: poesía escrita y poesía visual. Para mi tesis de la especialización en Fotografía presenté un proyecto titulado: Paisajes Emocionales, que se convirtió tanto en un texto reflexivo, como en una exposición fotográfica. En él establecí un diálogo entre el haikú japonés y la fotografía, haciendo paralelos entre el momento de contemplación e iluminación del espíritu, con el momento del disparo, el encuentro con eso "otro", que ante los ojos se nos revela y es capturado con la cámara. Para ello usé algunos textos de Octavio Paz sobre Matsuo Basho en Las sendas de Oku, y unas reflexiones del fotógrafo norteamericano Minor White, que eran muy similares. Por un lado, White plantea la posibilidad de ver y fotografiar gracias a un estado despierto, receptivo de la mente para abrirse a la imagen que pueda llegar, algo similar al satori, momento de iluminación donde el sujeto se funde con el universo, del que habla el budismo zen, y Octavio Paz, refiriéndose al Haikú dice: "su verdadero nombre es fragilidad y precariedad de la existencia, conciencia de aquel que se sabe suspendido entre un abismo y otro". Como resultado las imágenes de estos Paisajes Emocionales invitan directamente a la contemplación:

Árboles- de la serie Paisajes Emocionales- Margarita Mejía


*Hace poco leí tu libro La Imprecisa memoria; un libro de imágenes hermosas, poemas en primera persona: el amor, la soledad, el ser. ¿Cómo nacieron estos poemas?

Gracias Sergio, los poemas de La Imprecisa memoria tienen varios orígenes, los versos fueron escritos en distintos momentos, pero seleccionados  por sus cercanías temáticas para configurar el libro.  En general surgieron de experiencias y emociones personales.  Fueron escritos en la intimidad, los hice para mí, intentando tener una conciencia propia de los acontecimientos vividos, que estaba construyendo de manera poética, y también por necesidad, simplemente no podía, ni puedo evitarlo.  Escribo desde hace muchos años, tengo cuadernos con versos desde 1994. Por supuesto, con el paso del tiempo y las lecturas, el quehacer se va depurando.
Como te conté antes, identifico ciertas constantes, asideros desde donde escribo: "la impermanencia" de los acontecimientos, las emociones o los sentimientos, como se observa en éste poema:

Es mentira
que dos puedan unirse
más allá de lo efímero
de unos instantes esquivos
el amor se transforma
no soporta el paso del tiempo...

Otro aspecto es la materialidad del cuerpo, sus dolores, sus placeres y sus apegos, para los cuales recurro a la naturaleza de manera libre. Hay otras motivaciones, el poema Animal de Aire, lo hice inspirada en la canción Con toda palabra de la fallecida cantante Lhasa de Sela. También existe una herencia de tradición oral en mi familia, conformad en su mayoría por mujeres, que se cuentan historias unas a otras, hago parte de esa tradición, en el caso de las lágrimas femeninas, creo que el poema Oración a la sal, es un homenaje a todas mis antecesoras, mi madre, mis tías, mis abuelas y mis bisabuelas.

Durante años mis poemas estuvieron reservados para amigos muy cercanos, leía o mostraba de manera escasa, siempre en la intimidad. Un día en 2010 me invitaron a un recital de La Comunidad del Megáfono, y desde entonces empecé a leer en público. Pasé dos años leyendo con este colectivo en librerías, parques, cafés y festivales independientes. Conocí gente especial, les estoy muy agradecida. Luego en 2013 Álvaro Castillo me propuso editar el libro en su colección Isla de Libros, y así nació La Imprecisa memoria.


*¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto literario?

Sí, el año pasado recibí una mención de honor en el concurso de Ediciones Embalaje, por un segundo poemario titulado Al salir de este fuego.  Lo dejé reposar durante meses y ahora lo estoy revisando con calma, incorporándole nuevos poemas, digamos, un capítulo nuevo.  Sin embargo, mientras lo construyo me parece como si de éste se desprendiera un nuevo libro. Así que no sé si al final quede uno solo o ya sean dos. Trabajo en ello. Ahora lo que más necesito es tiempo para entregarme por completo a esta labor. 


La invitada

Fotografía: Juan Pablo Hernández

Margarita Mejía Fotógrafa y poeta. Estudió Comunicación Social y Periodismo en la Universidad Autónoma de Occidente en Cali e hizo la Especialización en Fotografía en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia. Fue Profesora de Fotografía en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Externado de Colombia durante 9 años.

Entre sus exposiciones fotográficas se encuentran: Cuerpos Sensibles, Foto Museo de Bogotá (2004), Paisajes Emocionales Museo Leopoldo Rother de la Universidad Nacional (2008), Colección de Mujeres, Bienal Fotográfica Bogotá, (2009), Lo que aún persiste, Feria de Arte La Otra (2011), Desear la imagen, Biblioteca Departamental de Cali (2012) y Melancolía, Colectiva La Novia del viento, Museo de la Universidad de Antioquia (2014).

En octubre de 2015 fue artista invitada a exponer en el Festival Internacional de Fotografía INstantes, en Avintes, Portugal, con la serie El espíritu del agua.

Hizo parte del colectivo de poesía La Comunidad del Megáfono durante varios años, con ellos fue invitada a la Performance: Imagen y Palabra durante la Feria de Arte La Otra (2010) y al Festival EDITA Colombia (2012).

Publicó su primer poemario La Imprecisa memoria (2013) con la editorial Isla de Libros. Ese mismo año fue invitada al Festival EDITA Internacional en Punta Umbría, España, con la Performance de poesía y fotografía Mi cuerpo es el mar. 

En 2015 recibió una Mención de Honor en el concurso Ediciones Embalaje del Festival Internacional de Mujeres Poetas de Roldanillo, Valle, con su segundo poemario Al salir de este fuego.

Vive en Bogotá con su hija Violeta y su gata Caramelo.







2 comentarios:

  1. Muy buenos conceptos. Creo que la palabra clave es exploración. Tiene una mirada que conmueve y que persiste.

    Saludos y gracias por esta presentación.

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  2. Margarita aborda la intimidad, la asemeja al mar, se conecta con el pasado, con la memoria. Explora.

    Saludos Xabo!

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