miércoles, 27 de julio de 2016

Felipe Donoso Suárez. Los poemas

El hijo de Prometeo

Estoy al borde de la noche
Contemplando a Dios arder.
Yo había visto el futuro.
Fui yo quien prendió el fuego
Fui yo quien quemó el templo.
Pero los hombres tienen miedo de ser libres.
Me cazarán como a un monstruo.
Me sacarán los ojos.
Vendrán con piedras y antorchas.

El incendio del mundo ha crecido hasta el cielo
Me perderé en la tortura
                                           y en el martirio
Como lo hicieron los hijos de Cuauhtémoc
las flores de Hiroshima.



Sambingo

¿Cómo este trazo del aire
llegará a ser águila?
¿Cómo este sueño del mundo
podrá llamarse aurora?
A casi todo le hemos puesto un nombre,
Pero cómo llamar al río que ya no es río
Sino polvo.



Zenit

A esta hora del día el universo es inútil.
Los segundos se escurren sobre la tierra,
Sobre la sangrante corteza del polvo,
Del tacto.

Tu cuerpo delgado se inclinó sobre el agua.
Tu cuerpo delgado respira la lluvia.
Cada parte de mi te mira.
Tus ojos pesados.
Tu piel entera.



Interrogante

¿Qué éramos antes del alma?
¿El alma se gestó en el vientre?
¿O llegó a nosotros en el oscuro nacimiento?



                                                                Felipe Donoso Suárez

2 comentarios:

  1. Uff, vaya poeta y vaya poemas. Incinerar más que dios el fanatismo, la icono grafía que se viste de islam y terrorismo como en el medioevo fue la inquisición y los anatemas. De la ecología no quedara sino el polvo. Dice la palabra polvo eres y polvo te convertirás. Lo que agrega el poeta es que sera polvo pero no sin hacer dolosamente polvo el mundo y aquí entra la reflexión añeja ¿Qué es el hombre para que te ocupes de él? Al poeta no le queda más que el poema: caja de resonancia de la eternidad.


    Un abrazo enorme!!!

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  2. La poesía que abre espacio a la reflexión, a una mira amplia y honda.
    Saludos Gabriel.

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