El poema como agua que cincela la oscura profundidad del pensamiento, el agua como poema que se desborda y arrasa lo que encuentra en su camino.
Bienvenido poeta Carlos García Gil al Claroscuro
Carlos Eduardo García Gil, Tunja, 1981. Licenciado en Filosofía y Magister en Historia de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.
Publicaciones:
A tientas del olvido, Tunja, 2013 (Antología Poética)
Ahora que calienta el corazón, Madrid, 2017
Poemas del Desasosiego (Premio de Poesía CEAB 2014)
Desolación (Premio de Poesía CEAB 2018)
Exhumación, UPTC, Tunja, 2018
Guerras ocultas en la Historia reciente de Colombia, Madrid, 2017
Ha sido tallerista y escritor invitado del área cultural del Banco de la República, y de diversas corporaciones artísticas de Tunja y del Departamento de Boyacá. Actualmente es docente de la Escuela de Filosofía y Humanidades, UPTC.
*¿Quién es Carlos Eduardo García Gil?
Un habitante de páramos mudos y nebulosos, un nómada de estancias melancólicas; habitante del frio, testigo de una soledad incesante, del principio inherente al fin, de lo que aún no es comienzo; bajo la tenue inercia de los objetos y el tenue solido de lo que se aleja, un testigo que se diluye, una voz que se esfuma, ¿Quién recordará así nuestras huellas?
*¿Qué es poesía?
Un canto de gratitud y gozo, “un pensamiento sentido” de incertidumbre y angustia, una imagen nebulosa que retrata la densidad transitoria del mundo; un canto que devela y oculta; un retrato que persiste en el ruido de las piedras, la lluvia, la risa y el llanto. La poesía es la hermana del silencio y el dolor; el anhelo que, desde un futuro próximo, retorna al hogar de un pasado inamovible; la poesía es el reverso del mundo, y su continuidad; como el animal hambriento en su paraje deshabitado; la furia impera pero cesa su curso. Cuando lo compuesto deambula hacia la inexistencia y el olvido, he ahí el poema, en lo que pierde color y forma.
En el ocaso del fuego y la raíz y el fruto, en la constancia del cambio, la palabra del ser y el vacío, la figura momentánea de un instante irrepetible en el testimonio del tiempo, la herida que es ofrenda vuelve al equilibrio, la cicatriz decrece, ya no se puede más; alguien espera el canto, su penumbra y su luz; pero ¿Quién podrá recordar aquel lamento, aquel rastro en la piel muda, fugitiva y lacerante?
*¿Cómo fue tu encuentro con la poesía?
Fue un encuentro tardío y banal, en la necesidad propia del deseo en la primera juventud, en el anhelo de una correspondencia fallida, la casualidad de un poema apareció, pero no fue suficiente. A pesar de una ilusión rota, quedo el verso, su musicalidad, su ausencia.
*¿Con qué palabra te identificas?
Quizás con la palabra lontananza, porque lo lejano pervive como un sendero antiguo entre hojas secas.
*Al momento de escribir, ¿cómo es tu proceso creativo, sigues alguna metodología, creas un ambiente específico para ese momento?
A veces se da forma inesperada, en la observación de algo no previsto, en un diálogo, en una palabra hiriente, en una palabra de consuelo. Luego viene la necesidad de corregir, criticar, suprimir o dejar pasar. Luego de toda esta insistencia, resultan los textos escogidos para una posible publicación, que conduce a una revaloración, en general proveniente de lectores externos que, al emitir sus juicios, ofrecen un aval o rechazo para su edición final.
Respecto a los ambientes, lo prioritario reside en el silencio y la soledad, aun cuando el lugar, a veces, ha sido tumultuoso y agreste, puede o ha podido sobrevenir alguna palabra o serie de palabras encadenadas a una sensación o sentimiento.
*¿Para qué la poesía?
Para escuchar el torrente cíclico del tiempo, para no desatender el grito de los seres en su unidad compartida, como todo lo que llega, sueña y se va. Para recobrar lo perdido, para que los muertos no pierdan su remota voz; para destituir la desolación incurable del sujeto ensimismado, trivial y arrogante; para hallar consuelo en la extrañeza e indeterminación de este mundo.
*¿Hacia dónde va la poesía?
Tal vez los tiempos para la escritura poética serán favorables, en tanto ahora crece la adversidad, la incertidumbre y el dolor; pero lo que es propicio para el canto, tal vez no de lugar para su escucha, en tanto que su excesiva aparición se vea anclada a un yo que se ha deificado a sí mismo. Tiempos para decir, más no para escuchar y callar.
Pero el dolor crece y crece, mientras lo inesperado tiene su voz profunda y duradera; lo que es puñal y herida tiene, tendrá su largo turno, y quizás ese yo banal, egocéntrico, hipócrita, avaro y superficial, decaerá, y con ello su canto anónimo, su señal muda, su propensión a degradar todo lo que le rodea.
*¿Cómo la poesía puede incidir en la formación de una persona y de una sociedad?
La poesía es testimonio de la historia, señal del devenir en un pueblo que busca forjar su identidad, su sendero hacia la permanencia. Pero el retrato frio, calculado, no siempre cala en la memoria. Los pueblos cantan su pasado para hacerle frente al olvido de su propio mundo . La palabra que se canta es la señal de un abandono, es lo que no se puede olvidar, aún cuando se haya perdido por completo.
La poesía forja un ser de ventanas abiertas, un ser a la espera, un ser que no puede dar la espalda a la ausencia, a no ser que sea la ofrenda diaria para sí mismo. La poesía forja la ruta densa de lo que retorna a la tierra.
*¿Cómo ha sido tu tiempo de cuarentena?
Ha sido un tiempo de incertidumbre y extrañeza, como la sensación repentina de una tragedia remota que ahora hace pensar, que en cualquier momento moriremos, en cualquier momento se borrarán nuestros esfuerzos, nuestros sueños de trascendencia. Vivir en el temor de perder todo lo que amamos, todo aquello a lo que nos aferramos y viaja al “valle del silencio”, todo aquello, más allá de nosotros, nada nuestro, salvo el temor, huye, en encierro,en soledad hacia “el valle del silencio”
*Recientemente fuiste uno de los poetas invitados al 3er Festival de Poesía de Neiva, cuéntanos un poco sobre esa experiencia.
Al principio pensé que no era cierto (¡qué estremecimiento, qué temor!), luego me pregunté ¿Y qué voy a decir? Sentí vergüenza, un poco de ira y otra vez temor. El día de arrojarse al abismo, entera la desesperación que se oculta en el decir de cosas fallidas e inciertas; el temor cada vez más profundo, la culpa por suponer una falla, un decir fallido y triste. Luego de caer una sensación de herida rota y trayecto concluido. Hora de cerrar puertas y ventanas, hora de una alegría extraña, de una gratitud eterna, de aquella gratitud de recibir un don no merecido, del canto que emerge en los que celebran el tiempo en la remota estancia de un trance final.
Filamentos Y RUPTURAS
(selección de poemas)
SELFIE
Recuerda que todo lo que importa ahora
es demostrar cuánto te amas a ti mismo/
cuán feliz eres/ cuán joven/ cuán esbelto
o esbelta/ cuán deseable eres.
Pero/ ya que no hay belleza sin fealdad/
que admiren tu lengua sin las manchas del café,
pero no tan afuera, ni tan adentro como para
perder toda tu originalidad/
porque/ al fin y al cabo, de lo que se trata
esta subasta es de demostrar cuánto
te amas a ti mismo/ cuán único eres/
cuán pleno y admirable/
cuán solo/ cuán desesperado estás/
Sin embargo/ si aún insistes en preservar
tus máscaras/ recuerda que/ cuanto más bello
el afuera/ mayor la podredumbre por dentro/
recuérdalo y luego captura tu ser a plena luz/
cada vez será peor...
LOS CONOCEDORES
Dicen saber el camino,
el método infalible para aproximarse
a la certeza final,
dicen reconocer los resquicios
las excepciones y los atajos,
dicen saber lo que se puede
y no se puede hacer
mientras discurren y discurren
(con palabras de otros),
sobre lo que sucede aquí o allá,
sobre lo que es el bien y el mal
la vida y la muerte
la belleza y la fealdad
las causas y los efectos
la mentira y la verdad.
Pero todo se les escapa al definirlo todo,
y nada sale ni entra de sus
conceptos que son madera maleable,
pues se les puede torcer de tal modo
que circulen/ seriamente/ por este lodazal
de cifras y cuentas bancarias, o pueden
decaer en el en sí de las cosas, quebradas
por un pasado y un presente no resueltos,
o en una conclusión indiscutible que no los
aleje tanto de un puesto o un bien de consumo.
Ah, qué minúsculos estos conocedores del fango,
con el cuchillo de sus palabras rebuscadas
cortándoles las manos/ y la cabeza...
SEDACIÓN
Unas cuantas gotas para
un cuerpo herido.
Lo que cura, a veces mata...
SOBRE LO PERMANENTE
(a Lina)
Debe,
debería perdurar el olor
a madera del café
al final de la tarde,
la carne blanda en el
plato del moribundo,
los gestos, los trazos del
agua en la calle del muladar.
Debería durar lo que está debajo
del vestido, lo que está debajo de
la piel y de los huesos, porque
si una sustancia desaparece,
si se esfuman el tú, el yo, el nosotros
y todo en sí, para sí o por sí mismo,
entonces, y a pesar de esta falsa conclusión,
deberías sumar otro instante conmigo,
ya que dejo de permanecer
ya que dejo de ser lo que fui
lo que soy y no soy
lo que aún no serás ni seremos...
LO ABSOLUTO
¿Habrá un algo sin limitaciones,
sin un antes y un después?
O más bien ¿lo que no tiene origen
ni mancha termina reducido a
cántaro roto o agua vacía?
¿O acaso lo que parece definitivo
espera contar, a modo de farsa,
con un solo refugio?
¿O no será que lo absoluto es lo efímero,
lo que se diluye como cualquier elemento,
lo que da la espalda y se ríe de su exégeta?
Así que, si crees haber encontrado la
verdad última, el mayor sustrato de
todos los trasfondos, revisa a ver si no se
trata de otra máscara que gira y gira
con pies de plomo o arcilla;
descubre si no eres más que un triste
escudero que encubre lo relativo
con lo falso, lo fundamental con un
cuchillo y un cercado, lo primero
con lo último, y al revés
Y mira si al final de todo aquel penoso proceso
no te has convertido en el primer guardián
de un mal sueño que el mundo se encargará
de defecar en el lodo, a primera luz del día...
***
AÑORANZA
(a Yosa Buson)
Tempestad invisible.
¿Qué le queda al que vive solo?
Volver al pasado, volver…
Carlos Eduardo García Gil