martes, 27 de marzo de 2018

Jorge Eliécer Ordóñez Muñoz.


La Poesía es Estado de Gracia, luz en el abismo, sombra iluminada. Cuerpo que florece y retoña. 

El alma: la Inmortalidad, la Poesía. 


Bienvenido poeta Jorge Eliécer Ordóñez al Claroscuro.


*¿Quién es Jorge Eliécer Ordóñez?

Un hombre que se perdió entre las multitudes, pero que gracias a la Poesía, reencontró el camino. 


*Para ti, qué es poesía?

Para mí la poesía es mirar el mundo con ojos nuevos y después, recorrerlo a contracorriente.


*¿Qué te motiva a escribir?

Quiero escribir pero me sale espuma decía Vallejo; sin embargo, la naturaleza, la ciudad, sus habitantes dispares, los fuertes contrastes de la condición humana, son para mí temas potenciales. 


*¿Cómo fue tu encuentro con la poesía?

Llegué a la Poesía por la Botánica: siendo muy niño un inolvidable maestro nos dio a sembrar una semilla en un vaso. A los días brotó una raíz; un tallo y finalmente, una rosa; parejo a ella escribí unas líneas de asombro, creo, mi primer poema. No es gratuito que muchos años después tuviéramos una revista y una editorial con un nombre premonitorio y simbólico: Rosa Blindada.


*¿Qué buscas en ella, qué has encontrado?

En la Poesía encuentro, como en la Rosa de los Vientos, todos los tiempos integrados. Encuentro también el vertedero del manantial. 


*¿A dónde te ha llevado?

La Poesía me ha llevado a la Finis-terra, al Paraíso y al Purgatorio, pero más cerca, a la orilla de un río que todo me lo ha dado.


*¿Hay alguna o algunas palabras con las que te identifiques?

Sí, todos tenemos un palabrario íntimo: alameda, topacio, puma, durmiente, estuario, tren, estación, morada, astrolabio...


*¿Por qué escribir poesía?

Son los tiempos, señor, en palabras del buen Rulfo. No podría hacer macetas con todo el barro que llevo adentro.


*Sino fuera la poesía el lenguaje elegido para sentir y expresar el mundo, la realidad, la intimidad. ¿Cuál sería ese otro lenguaje?

Tal vez la música, esa otra forma del tiempo, según Borges.


*¿Hacia dónde va la poesía?

Como el viento, a ninguna parte, porque está en todas partes. El viento sopla de donde quiere, dice un bello versículo del Nuevo Testamento. La Poesía es el Viejo y el Nuevo Testamento de la especie humana. 


El invitado 





Jorge Eliecer Ordoñez Muñoz, Cali, 1951.

Poeta, narrador y editor. Licenciado en Filología Española, es Magister en Literatura Hispanoamericana del Instituto Caro y Cuervo. Cofundador de la Corporación literaria Si Mañana Despierto y de las revistas literarias Rosa Blindada, Calipoema, Cantinga y Ocarina. Fue docente durante veinte años en Artes y Ciencias del Lenguaje en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia en Tunja. 

Publicaciones:

Ciudad Menguante (1991 y 1996)
Vuelta de campana (1994, Premio del Instituto de Cultura y Bellas Artes de Boyacá)
Brújula Insomne (1997)
Farallones (2000)
El puente de la luna (2004, antología personal, Universidad del Valle)
Exiliados del arca (2009)
Palabras Migratorias (2010, antología personal)
La Casa Amarilla (2011)
Manuscrito de Sísifo (2013, Premio Nacional de Poesía Universidad Industrial de Santander)
Cuerpos sobre campos de trigo (2014, Premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus)
La tarde no cae (2014) Finalista Premio Nacional de Poesía, Ministerio de Cultura (2015)

Es editor de la antología Desde el Umbral, poesía colombiana en transición (tomos I 2005 y II 2009) y autor del ensayo La Fábula Poética en Giovanni Quessep (1998, Premio Jorge Isaacs en Crítica Literaria, Colección de Autores Vallecaucanos, Cali)



POEMAS DE CUERPOS SOBRE CAMPOS DE TRIGO


Cuerpos Soñados
                                                                                                              Comen naranjas, cambian besos 
                                                                                                              como las olas cambian sus espumas
                                                                                                                                                Octavio Paz 

I

Una pequeña mancha. Un olvido. Un rechinar de dientes frente al eterno molino. Dos cuerpos extraviados que quieren ser más que palabra. Traen como primicia sus células ardientes, como estambres, desde un principio, cuando el fuego y el hielo habitaron su mar.

Entreverados, deshaciéndose entre sombras, sin otro pebetero que el errante deseo, desalumbrándose, colonizando cada península y cada fiordo.

Ahora reptan el estruéndoso silencio que ondea sobre los picos de los montes y las águilas. Ir y venir de olas, ir y venir de alas, así la arena en su reloj de asalto, diseminada en sus cuerpos moluscos, así el furor eléctrico de las anguilas vigilándose en un túnel de burbujas. Todo es un ajedrez de células, con saltos equinos y embestidas de torre. Pertenecen a su reino los leones marinos, blindados en pieles superpuestas, atrincherados en fauces y colmillos. Siempre dos cuerpos, a veces uno más, cuando la sangre marca con alfiles su frontera. Sueñan húmedos, expuestos en la explanada, saben pero ignoran desde siempre que el deseo en el pez se llama anzuelo. 

Toda la luz persiste en el vacío. Giran las hojas, las estrellas de mundos desconocidos, las hélices y los hematíes, los agujeros negros, como también las manos, el sudor, la saliva, los besos. Los años luz en sus ojos son leves briznas polinizando el bosque de los sueños. Pasan veloces aerolitos y murciélagos sobre sus cabezas coronadas de espigas. En el agua quieta de los tiempos ellos se abrigan con la noche. 




IV

Cuerpos de piel hirsuta 
martillando como un pájaro
en mi corazón de madera


tallados en agua y piedra


estambres con diminutos alfileres
para fijar la pulpa de la mañana


apenas una mancha, un transitorio olvido,
un paramecio sin palabras,
silencio, baba, cántaro,
para que el agua multiplique su sed



Cuerpos y Almas

                                                                                              Eres tú el cuerpo de mi alma, quédate
                                                                                                                                    Jaime Sáenz

III

Anochecer es regresar por el hilo del canto
donde el Dador selecciona las semillas,
bien conoce los caminos oscuros,
la luz entrecortada en la espesura


si anochece, no te afanes, ningún dolor es eterno
ni la dicha se escribe en una piedra,
a menos que tu cuerpo sea esa piedra,
tatuada por el sol y habitada por líquenes
y dinosaurios extinguidos, menos uno



V

Tu alma y tu cuerpo son la misma llama
alumbrando la sombra del árbol cotidiano.
Cuando tu alma tiene sed el cuerpo se inclina a
                                                    /beber de unos senos,
fundadores de la estirpe que camina descalza


cuerpo y alma, caminantes tomados de la mano,
sobre los rieles donde asoma la hierba,
mientras el zorro, después de olfatear un trébol,
desaparece, furtivo, entre la noche y los durmientes


cuando tu cuerpo tiene sed, el alma se convierte en
                                                                        / cántaro
se apaga la ciudad sobre luciérnagas colinas,
señal para que pase el ángel desalado



Cuerpos Nacientes
                                                                                                     he dejado mi cuerpo junto a la luz
                                                                                                     y he cantado al tristeza de lo que nace
                                                                                                                                 Alejandra Pizarnik

III

Cuerpos de trigo y alma, finas nervaduras,
suficientes para encender la casa y llenar de duendes
                                                                 / sus rincones


no tienen un color definido, son todos los colores,
como el arco iris,
si son blancos, pueden pasar al verde y al naranja,
según acudan los girasoles de la luz o las giralunas
                                                                  / de la niebla
basta con sonreír, tejer el calendario con los hilos
invisibles de un huso encantado


otras veces se ponen violáceos de la ira o rojos de
                                                                  / una fiebre
que les viene de un secreto rescoldo


es falsa su hermosura, acto de fe, como la sábila
o la herradura que protege el portón de la casa

son puro olor a materias primitivas, limo que
                                                                    / amasaron
los cuerpos tibios de los deseantes,
eslabón de los instintos en su viaje cromático de
                                                         / oruga a mariposa



                                                            Jorge Eliécer Ordóñez Muñoz 

sábado, 17 de marzo de 2018

Benhur Sánchez Suárez.


Recordar es reconstruir la vida, anudarse al tejido universal donde todos somos y seremos, siempre que alguien recuerde la vida seguirá presente. No importa lo largo o corto que sea el camino, lo importante es no quedarse quieto, acumular recuerdos para los tiempos en que arrecia la soledad. 

Bienvenido  Benhur Sánchez Suárez al espacio Claroscuro.




Benhur Sánchez Suárez, Pitalito, Huila, 1946.

Escritor y pintor colombiano. Estudió Dibujo Artístico en la Universidad de Los Andes y dibujo en las Escuelas Colombianas de Arte. Especializado en Diseño Editorial en Venezuela, Brasil, España y Francia, Gerencia Editorial en la Universidad Javeriana y Administración de Recursos Humanos en la Universidad de Los Andes.

Dirigió el Instituto Huilense de Cultura (1972-1974), el Departamento de Arte de Voluntad Editores (1975-1981), fue Director Editorial de Educar Editores (1981-1984), estuvo vinculado al Banco de la República (1985-2005), Subgerencia Cultural, Biblioteca Luis Ángel Arango, los últimos siete años como Director del Área Cultural del Banco en la ciudad de Ibagué.

Publicaciones:

Novelas:

La solterona (1969)
El cadáver (1975)
La noche de tu piel (1979)
A ritmo de hombre (1979)
Venga le digo (1981)
Memorias de un instante (1988)
Así es la vida, amor mío (1996)
Victoria en España (2001)

Cuento:

Los recuerdos sagrados (1973)
Cuentos con la Mona Cha (1997)

los libros de ensayo, Narrativa e historia (1987)
Arte, música y literatura (1988)
Identidad cultural del Huila en su narrativa y otros ensayos (1994)
Esta noche de noviembre (1997)

Cuentos suyos han sido traducidos al francés, al alemán y al inglés.

En la actualidad es columnista del diario El Nuevo Día de la ciudad de Ibagué. 



LABOYOS
(fragmentos)


Uno

A ellos los conozco. Son los que regresan sin palabras al camino que dejamos dormido en la memoria.

Los que se duelen por no encontrar detalles parecidos a los que habitan la sala azul de sus recuerdos: tal vez el perro en la esquina de la tienda, el taburete donde el ciego masticaba su tabaco y repasaba su palillo o la cantina con billar y su mesera envejecida.

Son los mismos que piensan en que el tiempo se parece a Dios, capaz de mutilar espacios y caserones antiguos, mientras la calle da a la lluvia otro eco y otras caras.

A mí me ocurre igual, sólo que las palabras ya no caben en mi cuerpo.



Trece

Isaías Rojas fue mi profesor de religión. Era sencillo y alto como un Quijote de Doré. Nos llevaba a misa los domingos desde la Normal, muy tieso al frente con su misal perfecto, su oscura vestimenta y una flor en el ojal.
A veces no se daba por entendido de la copia que practicaba en sus exámenes finales, pero elevaba al cielo su protesta porque sospechaba que tampoco estudiaba su lección. Comprendía que ya no le ponía atención a sus soliloquios sobre aquel vasto cielo para los inocentes o ese infierno cruel para los desquiciados de la tierra, que presentía más allá de la puerta del adiós.
Así consumía sus días sin otro sobresalto que sus viajes de la Normal a su casa y de su casa al horario de sus clases sobre Dios.
Cuando le amputaron las piernas - ya condecorado por el Gobierno Nacional - y lo vi reducido a un pequeño bulto, que palpitaba de amor y rezos en su alcoba fantasmal, comprendí la ironía de su sonrisa, que mantuvo intacta como su fe y su creencia en otra vida, más allá de su estatura de Quijote de Doré.



Veintiocho

Ah, el amor. Las muchachas desfilaban las tardes de domingo por la carretera del río.
Las seguían de lejos los enamorados a la caza de una mirada, un gesto oculto para las monjas cuidanderas, o la sonrisa del sí.

Las cartas clandestinas se amarilleaban, por lágrimas y besos, debajo de sus almohadas.
Después cada cual tomaba el derrotero impuesto por su familia y las miradas, los besos al viento y las cartas amarillentas pasaban al álbum de la noche para que no se volvieran a escribir.



LETANÍAS
EN RE MAYOR
(fragmentos)

Martes dos

El milagro que le hiciste a mi tía, Señora, no sólo la mantuvo renegando de sus suerte por el resto de sus días si no que la obligó a criar a sus nietos, también sin padre conocido, y a rumiar su soledad, arrodillada frente a San Antonio,  porque nunca le concediste el compañero que pedía.



Sábado trece

¿Acaso, Señor, no prefieres un corazón puro a un templo reluciente de ornamentos? Ya lo dijo Milton, cuando buscaba su Paraíso Perdido. Y muchos pensamos igual, confundidos por esta lucha que algunos pregonan como ajena aunque todos sabemos que están involucrados.

¿No ves los rostros agazapados, encendidos de miedo, las manos asidas a cualquier objeto como si fuera la única tabla de la vida?
¿Los ves, Señor, o acaso empiezo a confundirme?
Abandona los recintos donde el tiempo se ha quedado detenido para los falsos elegidos y habita en los humildes que creen en ti o dicen que luchan en tu nombre.
Tal vez así se detenga la orgía del desalmado.



Jueves veinticinco

He mirado el amanecer, Señora, cuando la lejanía se torna naranja como si un fuego violento consumiera el otro lado del mundo y sólo pudiera percibir su resplandor contra las nubes.
También he asistido a la fiesta de los ojos cuando se inmolan animales y el fuego los convierte en alimento o el licor torna turbios los ojos de los invitados.
Nunca te he visto, Señora, pero algo me dice que autorizas beber el vino de la consagración y repartir el Cordero entre tus creyentes.
He visto, Señora, cuando el sol se torna rojo y muere el día y la silueta de los edificios es como una mentira donde esconden su soledad miles de seres que nunca se conocen y apenas si se miran.
Hablemos, Señora, hace falta comunicación para que la distancia entre los dos fuegos sólo sea el manto de luz de la inteligencia. 


                                                                       Benhur Sánchez Suárez

jueves, 15 de marzo de 2018

Isidoro Arturo Gómez Montenegro. El invitado


Nada y todo es la poesía. Intangible y presente. Eterna y mortal. Aire que surca la tierra; Tierra Hermana y Madre postrada al sol y a la noche.

Todo y nada es la poesía.

Bienvenido Isidoro Gomez al Claroscuro.




Isidoro Gómez Montenegro. Poeta y ensayista, originario de Tampico (México). Sus poemas están incluidos en más de 70 antologías de varios países (España, Perú, Argentina, Bolivia, Estados Unidos, Francia, Chile y México).  Ha publicado seis poemarios, Desde mi corazón y una canción inesperada; Las letras que olvidé; Mi antología de poemas (traducido al inglés); Cantos (traducido al portugués); La luz del poeta. Actualmente promueve Almas y se encuentra en edición su séptimo libro Ofrenda de amor.

Publica en La Opinión de Minatitlán;  Notisur de Coatzacoalcos; Diario Acayucán y El Dictamen de Veracruz. Además publica en las Revistas La Alcazaba de Madrid, Olandina de Lima (Perú) y Literarte de Argentina.

La Asociación Latinoamericana de Poetas y el Instituto Vallejiano de París(Francia) le otorgan Diploma de Honor entre los más distinguidos poetas de América 2014.

El 15 de abril de 2015, "Día del poeta peruano", se lanza en la ciudad de Lima la plaqueta Luz del poeta, en homenaje a su Señora madre, fallecida en febrero del 2015.

En junio de 2015 el XLVI Concurso Internacional de Poesía y Narrativa "La importancia de la palabra" (Junín, Argentina)  le otorga Mención de Honor y medalla en el genero de Poesía.

Pertenece también a la Red Internacional de Escritores por la tierra  (RIET) y al movimiento POETAS DEL MUNDO.

Su poema Flor sempiterna del mal fue traducido al francés en la Revista Los Escribas (No 6).

Aparece en le libro Versos en claustro, homenaje a Teresita Wils Mont. Libro editado en inglés, español y francés.

Ha asistido a dos Encuentros Mundiales en Perú: 2014 (Julica, Puno) y 2016 (Chota, Cajamarca).
También fue Invitado extraordinario al II Festival Internacional de Poesía Equinoccial. Quito, Ecuador, 2017.

Participó en el año 2017 en la Revista anual Entre Mares (Minatitlan, México), publicando cuatro textos. fue nombrado, por la revista con el título de Aldeano Universal. 

Asistió al I Encuentro Internacional de Poetas Ibagué en Flor. (Ibagué, Colombia), 2018.

Sus libros Almas, Cantos y Ofrenda de amor se encuentran en la Biblioteca Darío Echandía, en la ciudad de Ibagué.

En cuanto al Encuentro de Poetas acontecido en la ciudad de Ibagué, Isidoro hace el siguiente comentario:  "El Encuentro en Ibagué resultó de lo más grato por el trato amable y hospitalario de los ibaguereños, de la Academia Tolimense de la Lengua y las atenciones inmerecidas que recibí , el reencuentro con los amigos que ya conocía y de nuevos poetas como Sergio Antonio Chiappe que representa el porvenir de la poesía, la vanguardia."



* ¿Quién es Isidoro Gómez Montenegro?

Soy un hombre que no lleva estrella en la frente, que solo lo distingue su escritura y que tampoco es un hombre célebre, pero considera que la vida del ser humano no es vivir en vano cuando hace lo que se le asigna como misión por nuestro Divino Creador, porque soy un hombre creyente y sé que nací poeta, el tiempo me ha ido moldeando como barro, de la arcilla roja de la que fue hecho el hombre y a la que le dio vida un soplo divino.


* Si la poesía pudiera definirse, ¿cuál sería esa definición?

La poesía tiene varias definiciones, la conceptual, la literal, la histórica y la que me he formado de ella. Yo prefiero la mía.

La poesía no es más que el transito del hombre a través de la vida, es necesario que se mencione todo lo que de él nace: amor, dolor, angustia, muerte, lo innombrable y hasta lo que no tiene nombre.

Le doy a todas las situaciones para llegar a los ensordecidos corazones y lograr comunicarme con ellos.

La poesía va al interior del espíritu y en un proceso fenomenológico nace del alma del poeta creando un lenguaje subjetivo y su propia realidad, representa un viaje hacia lo absoluto.


*¿Qué te motiva a escribir?

Todos los procesos de la vida, es un silencio frustrado, algo que nos sobra o algo que nos falta. La poesía apuntala, puede derribar el alma o fortificarla.


*¿Crees que hay un lenguaje poético, y si existe, tiene algún parámetro?

Lo hay desde el principio del tiempo, desde que una mujer escribió los primeros poemas, en cuanto a los parámetros no coincido porque cada día se escribe de diferente forma y hay quienes innovan a diario dentro de la poesía.


* ¿En qué términos se establece la relación entre poeta y lector?

Hay una línea invisible, cuando no conoces al poeta, lo lees y logra llegar a tu corazón, a tu alma es cuando realmente se cruza ese umbral y sigues leyendo a ese poeta aunque no lo conozcas.


*¿Qué buscas y qué has encontrado en la poesía?

La poesía en sí es eterna búsqueda. Yo he encontrado en la poesía un estado de mejoramiento en mí, en el hombre, en quien escucha, no he perseguido el reconocimiento o los galardones, tal vez lleguen, o nunca lleguen, mi vida la he vuelto poesía. 


*¿Qué poetas o qué lecturas recomiendas?

Yo creo que no debemos dejar fuera a ningún poeta desde los encumbrados hasta los no premiados, los buenos o los malos, todos merecen nuestra atención. 
Como poeta debes leer básicamente poesía y abrir un abanico a otros autores para apropiarte de un lenguaje más extenso y ensanchar tu mundo personal, para no ser cooptado y que nadie te dirija, es opción de libertad la lectura.

Debes leer a autores locales.


*¿Con qué palabra te identificas?

con Amor, Erotismo, Misticismo y Metafísica. 






POEMAS DE ISIDORO GÓMEZ MONTENEGRO


Todo lo tengo

Heridos los corredores del aire
lamen paredes que lo mantienen preso,
ciego, busca la luz.
Sale entre brasas de bruma agitado,
errado de ser aire que se adelgaza,
astillas de atmósfera en suspenso
saturado de espejos de luna.
Auras de sombras fugitivas en lo alto
desplomando el cielo metálico con relámpagos;
lanza destellos al amanecer secreto.
Luz carente de sexo...
Mientras no anochezca
Especulamos la cuchillada del deseo
en la sima de tu sexo,
en resquicios de labios que deja un beso.
Cabalgando dunas ondulantes.
Escuchando gritos del viento.
Brotando del océano esperanza a tiempo.
Penetrantes atraviesan los pájaros el aire líquido.
Atávicas nostalgias, ráfagas de sudor,
pájaros entre urdimbres argentadas
escombrando voces de velos rasgados
sin sufrimiento, a la intemperie 
desgarradas por el aire.
Lluvia, humedad de océano azul.
No parte, no es viento derramado
dejando hojas calcinadas:
Es vendaval transvasando el tiempo,
abriendo puertas, 
cediendo a prisiones leves.
Mundo brota hospitalario con alas lúcidas. 
Estrías del edén, Universo único,
la Creación, lo necesario al alma.
En líneas tardías escribo
la violenta timidez del aire,
olas de luz, entonadas barcarolas.
Más tarde arenas en pies abrazadas a cada dedo.

Soy voz del viento.
Invento el año, convoco un rostro, hago un bosquejo
revelo imágenes.
Seré egfrástico, me mostraré,
en la exuberancia verbal expresaré:
Atroz jauría de caracoles
en los árboles de mi tierra.
Izaré mi frente ante imágenes de mujeres virginales 
y sus ideas simbólicas... vestimentas.
Mueren con el viento, libres de deseos.
Alondra reta al vendaval en obtusa jaula.
Deleite fino engendra el pensamiento
rindiendo tributo a la creación humana.
Higuera de lluvia,
claridad de luna,
piedra rodando en el firmamento.
Noche, guardiana del pensamiento
no disuelve la memoria,
carece de ojos,
todo lo absorbe al tiempo se difumina en 
cataratas de horas, instantes, siglos.
Diluye sueños, precipita encuentros,
sortilegios, marca ritmos en la historia.
Edulcorado clarecer...no se olvida.
Alfaguara, ámbar de recuerdos 
sal en labios, vida transcurrida.
Risas, abrazos, emociones; no hieren el corazón.
Hay luz ingrávida; hubo nostalgia
nada de añoranzas digo:
"Dios mío gracias, todo lo tengo:
Luz, viento, memoria, Universo, amor".



Flor sempiterna del mal 

                                                                                                                                A Baudelaire

Eres viento muerto, sin sombra,
con destino de poeta.
No pudo el olvido, ni la miseria,
ni el dolor...olvidar tu nombre.
Y en el espacio sin distancia,
en el silencio de tus labios,
carcomida tu garganta
recibiste el cariño de tus amigos:
Delacroix, tu madre, Jane.
en los humos de
"Los paraísos artificiales"
diste otra lección,   que adormeció
al polvo los augurios.
Emergiste en la noche profunda
con "Las flores del mal".
En poemas, en prosa
cual ángel azul torturado,
en el cristal del alba.
Teófilo agradeció tu dedicatoria
en el libro que te inmortalizó.
Pusiste sangre nueva
a la poesía...innovaste
Desnudo de sangre, de alas
como el viento bogas.
Recuerdo imborrable,
incrédulo de todo, en paz con Dios
partiste a la cumbre con tus cantos,
petrificado sin sol y aves tristes
volviste los ojos al cielo;
ahí estaba el "Paraíso perdido"
que no tuviste en vida.

Ahora y siempre serás:
viento claro, seco.
Un coloso a distancia
que diseñó sus trajes de agonía,
desgarró el corazón.
Provocas sollozos hondos
a quien te lee y entiende,
cuando dijiste:
"Hay cierta gloria
al no ser comprendido.
Queda el seno absuelto
la lengua verdadera
el verso blanco, puro
con que inspiraste la sed de escribir
a otros tantos.
Inoculaste el veneno y partiste al 
paraíso de tus sueños
apurando un tinto vino.



Huellas en la noche

No somos seres humanos 
viviendo una experiencia espiritual;
Somos seres espirituales
viviendo una experiencia humana.
Teilhard de Chardin

Que la ambigüedad sin fin
perle tu frente.
Que el sueño vigilante
abra la puerta,
cierre con llave...a piedra,
para que no entren sombras,
ni grillos desafinados.
Prefieres la nada a ser
huella en la noche o
pálida sombra.
Río, sueño,
lágrimas donde cantan barcos.
Gritan, suenan...
calaveras de vaho adormecen.
Floreces en terrible fuego.
Verte quisiera;
adivinar si en tu corazón;
lóbrega llama hay.

En húmeda niebla flotan tus ojos.
Hora diurna, larga espera...
Una sílaba tuya espero.
Verte quisiera.
Dormida yaces como reina,
apacible ribera de reposo.
Rayos de sol...
Recibe la luz de éste verano,
la armonía del tiempo.
Añorar crea ausencia 
de la nada.
Recobrar quisiera
la caricia olvidada.
De órbita, de fatiga.
Del Universo y
sus frases apagadas.



Concilio de pájaros

Dintel de ceniza, ósculo sofocado,
sueño lubrico, murmurante...
Clamor inquieto de flores,
melodías desmoronándolas.
Brilla musgo verdoso,
el sol alcanza pájaros rubicundos.
En vértigo reposa la vida;
sueño enmohecido.
Dormimos en alfombra de vestigio;
lecho conjurado.
Concilio de pájaros en réplica...
La mañana sube las paredes...
despliega su abanico en umbrales;
la aurora cual mariposa
fluvial en época de estío.
Brisa de deseo enaltece tu cuerpo,
son oda de gorriones tus senos.
Duermes en adagios sobre mi pecho...
todo duerme en olor a siempreviva.
La flor de tu cuerpo abre a la hora propicia.

Fragancia del viento;
viento cariñoso aguarda.
Abro tus ojos
a tolvanera de oscuridad:
vemos sombras,
surge ilusión en la memoria.
La vida escucha...latidos,
saciamos trementes fuegos y murmullos
de ocarinas al anochecer.
En la ventana:
canta para nosotros delicada ave.
La vida es amor en sueño,
hostia en visaje entrañable.
¡En lo alto danzan estrellas!



                                                                          Isidoro Gómez Montenegro