sábado, 26 de mayo de 2018

Juan Manuel Roca.

El alma es nuestro punto cero. La poesía se construye desde ese punto, la poesía nos construye desde ese punto.

 ¿Qué somos sin alma, qué nos queda?

Comparto poemas de el libro No es prudente recibir caballos de madera de parte de un griego.

Bienvenido Poeta  Juan Manuel Roca a Claroscuro. 




No es prudente recibir caballos de madera de parte de un griego 
(selección de poemas) 



El extraño caso del cuerpo

Mi cuerpo, como en una novela negra, me persigue. Donde voy, va conmigo. Mide sus pasos en mis pasos, casa su sombra con la mía. Para sorprenderme acude a los viejos manuales del sigilo. Me espía agazapado oculto en el cuello de su gabardina, sigue los viejos moldes policiales, desde esconderse tras un periódico hasta ponerme como señuelo una espigada pelirroja. Una noche me lo encuentro a boca de jarro al doblar una esquina y me resulta imperioso saludarlo como a un viejo conocido. Debo aceptar que me siga a todas partes. 



Suena la campana

Dios me tiene al borde del nocaut, me golpea como a un mal sparring de barriada. Desde el primer round Dios me dice dulcemente "Ahí le va mi golpe de gracia, intente si puede esquivar mis bendiciones" y en verdad me apalea como a un Cristo que levanta sus brazos escuálidos al cielo. Como el guantazo que le dio a Saulo en el camino de Damasco. Si tuviera toalla la arrojaría al cuadrilátero o al menos me limpiaría el sudor y la sangre, pero la perdí al levantarla como bandera del último naufragio. Dios se aprovecha de mi aturdimiento y no para de azotarme. El demonio me tiene al borde del nocaut, me da con un balde en la cabeza cuando suena la campana, me martilla el higado una y mil veces, me pisa la sombra que queda inmóvil y no sigue el pesado balanceo de mi cuerpo, me acorrala y zarandea como a un muñeco de trapo, bailotea como un derviche y lanza un aguacero de golpes a mi costillar. Un público vestido de frac lo aplaude con furor, le lanza besos de azufre y labios de mujer. El demonio no para de decirme: "póngase en guardia, bastardo, ahí le va el jab del infierno con el que aplasto las mañanitas de Dios". En el camerino, vuelto trizas, pienso que debo volver a casa y cancelar mis altos estudios en teología. 



Postal amarga de un domingo en el parque

Mientras leo en una banca del parque un libro de poemas de Marina Tsvetáyeva, un grupo neonazi cruza trotando. Levantan sus brazos para saludar un caudillo invisible como los perros levantan una pata para orinar los hidrantes. Alzan sus brazos necrosados y envilecen el aire. Ya lejos, aún se oyen sus gritos y pujidos y yo vuelvo con una mezcla de enojo y de asco a una línea del libro: "días como babosas que se arrastran".

Parque nacional, Bogotá, domingo 12 de agosto de 2012



Corresponsal del viento

Traigo leves noticias del viento, un incansable estibador desobediente, apátrida como el sueño. Viudo de sí, el viento no se soborna a sí mismo con la promesa de un hogar y por eso es un eterno peregrino. El viento me visita en la noche del abatimiento y es como si me dijera que el pesimismo hay que dejarlo para mejores días. Yo le agradezco que me traiga vagas noticias del mundo, que agite en mis cortinas la bandera de lo incierto, un pendón fantasma que gualdrapea en mi ventana. Con su olor de lavanda y el tintineo de vasos en los anaqueles, parece decirme que es rojo el beso de la uva. El viento entra por mi ventana y se va de casa dando un portazo, corredor de fondo que se persigue a sí mismo. A veces se da aire de niño malcriado y aldeano y hace volar por la explanada mi sombrero de fieltro, como si me acusara de no tener una mejor cabeza, una testa menos triste y perturbada. Algunas noches se entretiene levantando la falda de las vírgenes necias que cuelgan en los tendidos su ropa blanca, antes de seguir el azar de su camino. También lo he visto golpeando las vallas en la autopísta, los grandes lienzos que invitan a un jardín de muertos de gala o a un viaje por las islas del caribe. Traigo razones del viento: ya no rapta doncellas pero no deja de ser un viejo ladrón de lejanías. Un inspector de vientos me enseñó que ellos se cabestrean a sí mismos, que recorren el mundo y le dan manivela al oleaje, pero nunca se ocupan de traer ruidosas noticias de la guerra. Yo, un aprendiz de molinero, un simple corresponsal del viento, le abro el balcón al gran señor de los viajes inciertos. Conozco su condición de migrante sin pasaporte, de polizón de sí mismo, de impaciente. Reconozco sus cabriolas de bailarín en un tablado de hojas secas, su percusión de latas vacías en la terraza, su visita fugaz de empecinado tragaleguas. Ni siquiera las viejas estatuas de Europa,descalabradas por la locura del tiempo, lo amortajan. 



Del carnet de un condenado

En mi país la guerra siempre viene después de la posguerra, eternamente. No se si la noche viene primero que el día desde que algún dios burlón inauguró la vida. No se si mi país es un viejo dragón que se muerde la cola, si la sombra de Sísifo preside la ceremonia mientras la gran piedra cae, una y más veces sin descanso. Desde mi celda respiro su aire y me niego a cantar en la coral exultante, renuncio a ser corista en el carromato de ciegos que cruza la noche cantando hacia el abismo. Una marejada de aplausos recorre los teatros y los grandes salones de mi país. donde siempre viene la guerra después de la posguerra, eternamente.

Para Luis Aguilera

                  
                                                                                     Juan Manuel Roca

lunes, 21 de mayo de 2018

José Guillermo Vargas Rodriguez.


José Guillermo Vargas Rodriguez, afectuosamente conocido como Pepe Vargas, es una persona de excelsas calidades humanas. Un Poeta.
Su vida, está hecha de poesía. Es la poesía misma.
Conversar con él, brindar con él, celebrar con él es llenarse de vida, ser tocado por la luz evocadora de las palabras, es vivir y revivir cada instante.

Es abrigarse con la nostalgia... la poesía.

Bienvenido Pepe Vargas al Claroscuro. 



José Guillermo Vargas Rodriguez. Chiclayo, Perú, 1938. 

Profesor de Literatura, poeta, periodista, editor, comentarista literario, promotor cultural, antólogo (con más de 50 selecciones de poetas tanto peruanos como de otros países del continente)

Es Dr Honoris Causa por la Universidad Los Ángeles de Chimbote-Perú. Profesor Honorario de la universidad nacional Daniel Alcides Carrión y de la universidad Huamanga-Ayacucho. Es Miembro distinguido de la Academia de Extensión Universitaria y Difusión de la Cultura de la Universidad Nacional Autónoma de México. 

Fundador de la Casa del Poeta Peruano con 14 filiales en Perú y 15 Representaciones internacionales. Creador del Día del Poeta Peruano (Ley 24616). Director de la revista de Literatura y Arte Olandina (cumple 25 años de existencia)

Tiene a su haber varios reconocimientos por su dedicación y trayectoria en favor del arte y la cultura dentro y fuera de su país. 

Algunos de sus libros:

Hoyuelos (Lima, 1976)

Mañana es setiembre (1983)

Como años esculpidos (Antología personal 1995)

Canto lascivo (Poesía erótica, 1998)

Squerzos y cantábiles (2009)

La seducción de los geranios (2012)

José Guillermo ha sido traducido al inglés, francés portugués y rumano. 




Poemas de Pepe Vargas

La callecita enferma 
(Antigua calle del Puerto del Callao)

Boca de recuerdos
torciéndose en almanaques
de marinos tuertos
manilargos, pata e´palos...
asaz contentos
con garrafas de ron portorriqueño.

Callecita chueca y resabida
escondida en balcones que tiritan
al paso de brisas y sirenas de barcos,
en caracolas enredados.

Qué sola habrás de quedarte y
¿qué pensamientos recorrerán tus bitácoras
en lago libro de salivas?
Parado en tu esquina
-a las seis en punto del cuadrante-,
un racimo de murciélagos aletean
en archipiélagos de nostalgias,
mientras sepia desfile de albas
se prostituyen grises en las radas.

Me entristezco, lloro solo como tú.
Soy palo mayor bogando al centro de tu calle,
y un dolor salobre arrincona el corazón
cual poema malo sin metáforas.

Antigua calle "chalaquita", (*)
te mastico entre los dientes
al ritmo mismo del tabaco en Singapur
y un bosque de palabras intentan ahogarme.

Cómo en pódium de nostalgias
creo parecerme tanto a ti,
callecita artrítica "chalaquienta..."
y se agolpan los suspiros 
cual ahogos de un atleta alucinado.

Callecita sola, enfermaq de ausencias...
debieron ponerte mi nombre y apellidos.

(*) Chalaco, Se le dice al natural del puerto del Callao



Aviso desclasificado 1

Se busca una puerta de casa sin candados,
sólo con aldabas y un perrito chusco desdentado
que mueva alegre cola, ojos y orejuelas.
Una puerta que tenga un árbol cual sombrilla
y sus hojas danzando como ciegas bailarinas,
en lejanas aldeas de Indochina.

Se busca una puerta, sólo una.
No importa si es nimia o grande y
donde asome una mujer
con ojos tristes pero claros
rumiando la ternura;
una mujer que cuando hable, cante
y extienda su olor preñado de geranios
al continente que delinie su figura.
Que sus brazos, siempre los extienda al Sur
de un lago o un mar desconocido
y guarde entre sus senos, tan pequeños,
larga lista de amores truncos y desvelos.

Una mujer que ande como loca
pensando tonta en Serrat y su vihuela.
Una mujer que en las fronteras grite
buscando amante de risa socarrona
al que siempre despreciaba por viejo y miserable.

Se busca una casa sin candados
y un perro desdentado que no muerda
y que lama sus heridas mezcladas con panales.
La mujer vendrá después... si es que quiere,
o si no fuera asesinada por cómicas leyendas
de brutal caballería.

Si encuentran esa casa, avísenme bohemios:
es poco el tiempo que me queda.
                 Ya mis manos están en sólo hueso
                  de tanto acariciar aldabas y portones.



Aviso desclasificado 2

Vendo un gato negro
asesinado ayer de sopetón
por sus años -dicen- de vigilias
y de maullar tanto a la luna
o jugar hasta el cansancio
con albos y nimios pericotes.

En verdad no se sabe si murió
de amores o nostalgias.
En cosas de amoríos,
siempre se duda o se mutila.
Aún conserva ojos grandes
cual verdes faros de bahía
y aún salen del pelaje
verdes volutas de humo de esperanzas
y alguna que otra garra no usada.

Vendo un gato muerto
cuya cola aún menea
en terco afán de despedida.
Podría servir de compañía
a los que maullan de sed o de tristeza.

Aviso que le queda tic gracioso
y un mohín desperdiciado
de cuando su ama estaba triste
y ese olor de leña dulce
que robaba del fogón donde dormía.
Aún conserva entre su hocico
geranios azulados
y un poquito de manteca.

Apure señor apure,
puede disecarlo y esperar
que en otra vida ronronee
y lo abrigue con ternura.
Uno nunca sabe...

Vendo un gato muerto
especial para un anciano
que lleve un cementerio de recuerdos.

                También los gatos muertos sirven
                cuando uno vive entre nostalgias.



Maldita descripción de Jano

Hay en mí
serie ordenada de incongruencias.
El bien y el mal se suceden, entremezclan,
en tropel de peces cargados de silicios.
Me veo vestido de togas albas, impolutas
y se abre el corazón al menor suspiro de ternura.
Una lectura azul apertura el diccionario de perfumes
al abrir la ventana del jardín.
Las hortensias penetran profundas al alcor
que se cimbran en mis nervios
y lloro al menor runrún
de un llanto perdido en las aldeas...

No hay armonías que no recalen en mis oídos
o un canto de alegría que mis hijos lo salmodien.
Abro cartas con el temblor fresco de las lluvias
y beso al primer cartero que toca mis aldabas.
Me trenzo conmovido en las retamas de los brazos
que me abrazan y ya no tengo aliento
a devolver tanta ternura envuelta en hombres buenos.
No cuento los dracmas que el destino o el trabajo
me devuelven y miro grato los vitrales
que Dios presta, temeroso a que se rompan.

Todo es albo en mí cuando oculto
los espejos de mi casa
y entonces, hago pocitos hondos con las manos,
sentándome en esquinas esperando caridad
con una campana siempre al cuello.

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                      Pero Jano, inquiere, insiste y me despierta
                                            de tanta pitanza y paraísos.
                      Mi espejo -dice- es un compinche y oculta adrede
                                            los carbunclos que emascula
                                            la albura del otro lado de mi Luna.
                               La maldad enloda togas albas que yo visto
                                      y toda azucena es sitiada por el Fauno
          que danza, salta, trota y retoza en pubianísimas retamas.
                                         Sevicia, inquina y envidia, desnudan
                                                    torrentes, cataratas de negrura.
                                                                            Advierto luego
                          que hay coordenadas incongruentes en mi vida
                                          y que sigo obsesionado en delinquir:
                 He negado tres veces cien en los vértices del templo
                          y he matado al gallo que tres veces ha cantado.

Son tan níveos los que viven detrás de los espejos
                que "odio los ángeles por ser tan puros".

Me avergüenzo por no ser como los buenos
        o retratarme en las pupilas del maldito
                              que guarda bajo el brazo
   la misma cartilla de pecados que yo llevo.

Soy una serpiente que vive mordiéndose la cola
y que se hierve lento y gozoso en sus delitos...

¡Cómo no ser ángel!
¡Cómo no ser Dios!

                                           O por lo menos Jano
                                                              de única
                                                                  careta.


The end

Existir,
presentimiento extraño
de acabarse todo.
De ver en las ventanas
cernirse polen sepia de crisálidas,
mientras corva cimitarra
espere que camines.

Existir,
presentimiento extraño
de un diálogo de ancianos
clavados en las bancas,
espulgando al tiempo,
el espacio que vivieron...

Un perro viejo espanta
de penas pulgas...y osamentas ofrecidas
y lame por placer el borde
de su sarna...

Muerde aire el lomo de partículas
y millones de neuronas alguien recopila
que despiden nuestros cuerpos.

Viejos, pulgas, perros
se retratan en los charcos.
Crisálidas también,
pero lloran.....

Las calles se aglutinan
y rondan, perdiendo identidad.

                      Existir
                      ese presentimiento extraño
                      de acabarse todo,
                      con un genoma inútil bajo el brazo.



La carta escrita sobre el viento

Redactar la carta sin ruta concebida
y esperar sonar el pétalo al fondo de la poza;
transitar por calles empedradas
y oír el restañar de voces entrañables.
O mejor: cerrar detrás de mí
la puerta de OCTUBRES desgarrantes.

Ver el río turbio azás de cieno y heces
o engañar a mis magnolias
que todo ello fue azar del tiempo
y la venganza.

El Cronos generoso
enfermo de olvidos / o retardos
y aún me arrulla entre sus brazos
el reloj y sus manijas.

               El olor de las cloacas
               es persistente y me envenena.

El corazón terco entre las brumas,
escribe cartas sobre el viento.

Esperar algún gorrión sin ruta concebida
y llorar de esperanza
a la entrega de esta carta.


                                                                                    Pepe Vargas

miércoles, 9 de mayo de 2018

Catalina Bustamante. La invitada



Una voz que se eleva, alza vuelo desde lo humano, deja atrás el dolor para poder seguir su vuelo, pero a la vez lleva consigo y dentro de sí todo aquello que construyó su vida.

Un gran y bello descubrimiento escuchar la voz poética de Catalina.

Bienvenida Catalina Bustamante al Claroscuro. 



Catalina Bustamante Méjico,  Jauja-Junín, Perú, 1942.
Aboga de la Universidad Mayor de San Marcos (Lima)

Publicaciones:

El lenguaje locuaz de mis silencios, plaqueta editada por la Casa del Poeta Peruano, 1988

El día que comienza; El mejor momento; Cartas a Momotaro; El vuelo de campanas en mi pulso, plaquetas editadas por SantaCruz-Centro de Arte en la serie Noches de Sol, Lima, 1998

Palabra no dicha, Ediciones Noche de Sol (Lima, 2002)

Mot not dit (París, 2005)

Cartas (Lima, 2012)

Lienzo de mis días (la Manzana Mordida, Lima, 2013)

Con licencia para contar ( Cuento. Lima, 2001)

Cuento bajo la manga (Lima, 2007)



Un violín para el danzaq (Lima, 2012)




Palabra no dicha
(selección de poemas)


          I

L
o que voy a decir
no le interesa al viento
que en su rumor nos trae
el antiguo
secreto de la tierra

Tampoco
va a oí mi confidencia
el ardiente desierto
que en su vaivén de arena
todo lo envuelve
todo lo varía

El mar
encaje de olas
no va a cesar su danza para oírme

Los árboles
los campos
los cerros
los puquiales
los ríos
todo   todo es un himno
yo sólo canturreo

Lo que voy a decir no le interesa a nadie
salvo a tu oído
si quieres escucharme.

(de palabra no dicha)




          IX


A flor de voz el alma
intento hablar
la garganta dispersa
por todo el cuerpo

Las palabras se encogen
se pierden en la selva
de los significados
y mi asunto
preñado en mí
y en estado de parto
me acera por dentro
y allí queda

Sólo mis ojos
pozos de luz
ríos de verbo
espejos hechos trizas
cadenas a destiempo
faros de mi palabra
se extienden hacia el mundo
intentando decir
lo que en mi voz noctívaga
se ha diluido

A flor de voz el alma
intento hablar
y sólo balbuceo.

(de palabra no dicha)




          III

Solitaria
igual que una gaviota entumecida
varada en el crepúsculo
débil
quebrada en dos
-hiedra sin muro-
desolada
como un ángel caído
tristísima
          -ya no sé como quién
           pero tristísima-
arrastro mi esqueleto

He perdido mis campos
entre el cierzo y el fuego de mi tiempo
no hay luz en los extremos de mi noche

Aquí mi corazón está paralizado
Aquí la lluvia cae
sobre mis hombros
en copos de ceniza

Camino
en mi tiempo sin sol
empapada de miedo hasta los tuétanos
y en la húmeda niebla del invierno
pierdo mis pasos

La gente no me mira
ni la detiene
mi rostro sal y arena
todos van a sus cosas
como siempre
hasta siempre

Nadie escucha si llamo
Nadie

Tú lo sabes muy bien

Entonces
persisto en deambular
en busca de tus pasos
aferrada
a mi anhelo de lumbre

He aquí que soy la mujer de Lot
y miro para atrás ineludiblemente.

(de Paralelos)



          II

Los que partieron
dejaron las alcobas
en orden
como si el retorno
fuera cuestión de horas

Y no es así

Desde ahora
sólo queda esperar
una carta
revoleando en la puerta
o brillando en el ojo de la computadora

De vez en cuando
una voz al teléfono
nos inunda
alborozando
los lugares vacíos de la casa

Mi madre por ejemplo
cabecea los sueños
ensayando
iniciar otro viaje
diferente de aquellos que prometen retorno

En estos días
escondo las maletas
y vigilo con miedo los ojos de mi madre.

(De Cualquier mañana azul)





          III

Cualquier mañana azul
Cualquier amanecer
en mi aposento
Mientras tanto


llegará a mi ventana
la paloma
con un mensaje atado a la patita

          no descartemos
          cualquier tarde
          las cosas buenas
          también suceden
          en los atardeceres

replicará el cristal
de voces añoradas
cálidas manos
entibiarán las mías
e iniciaremos locos
la danza del reencuentro

acá estoy
jugueteando el silencio entre mis labios
los brazos extendidos
el horizonte inmerso en mis pupilas
y este puño golpeándome en el pecho.

(De Cualquier mañana azul)





          III

Va a pasar un sepelio
por nuestra calle.
Clausuremos la puerta.

Carrozas fúnebres
ritos funerarios
seriedad de luto
no.

Arrojemos
un puñado de sal sobre los hombros
recemos al revés "creoendiospadre"
                   dicen que es lo mejor
                   para ahuyentar lo malo
vaya a ser que la muerte
se filtre
por alguna rendija
gorgoriteando penas
y nos cubra de llanto.
Eso no.

Hermanas,
enlacemos nuestro pulso
perfumemos de madreselva
todos los rincones
adornemos
con espigas de trigo las ventanas
sahumemos con incienso y palosanto
las alcobas
y formemos
la cadena de un gran abrazo
¡qué va a poder
contra nuestras venas la malahora!.

Ella duerme serena.
Sus manos
torcazas en reposo
se acomodan
abrigando la caricia pendiente
¿Saben?
entre sueños   a veces
como que habla
con papá

o con la hermana
que se nos fue un verano   desolado.

Ella duerme serena.
No permitamos
que la nostalgia nos la arrebate
y su pequeño rostro
pergamino y encaje
se nos vuelva de piedra.

Va a pasar un sepelio
frente a la casa.

Ay hermanas
es preciso
trancar la puerta
cerrar el puño y tocar madera.

(De Hemos oído misa juntas)




          III

Voy a poner mi corazón de pie
engalanarlo
con mis tripas vacías
y arañar mis bolsillos
a fin de conseguir
la miga nuestra
de cada día

Voy a creer
igual que mis paisanos
que Cristo nació aquí
y por lo tanto
somos merecedores
de algún milagro
algo para los dientes por ejemplo

Voy a buscar un poco de cordura
dentro del manicomio de la calle
y aferrarme a la idea
como el pelo al calvo
que soy un ente real
no importa que el estómago me suene.

(De Entre lobos)




          VI

Entre lobos
nos olemos la piel
nos acechamos
nos ponemos en guardia
escondemos las garras
y con mucha dulzura nos sonreímos

Entre lobos
soy una de ellos más
-no debo ser ingenua-
es mi piel la del riesgo
es mi lustre nombrecito en peligro
es mi espalda el presunto felpudo
de algún lobo mayor

Entre lobos
hace tiempo
he logrado acallar
el absurdo balido
de la oveja incongruente
que mora en mí.

(De Entre lobos)

                                                                              Catalina Bustamante