martes, 1 de septiembre de 2020

Jesús Rodolfo Agudelo Salazar


Presento al escritor Jesús Rodolfo Agudelo Salazar. Tuve el gusto de conocerlo acá en Neiva. Ir por sus versos me ha llevado a sentir el dolor y la rabia que padecemos como país. La agonía colectiva que llevamos marcada en la frente como una cruz de ceniza que no se borra.

Agradezco a Jesús nombrar ese dolor y señalarlo, porque con cerrar los ojos no se espanta el dolor ni el miedo.

Bienvenido poeta a Claroscuro


Jesús Rodolfo Agudelo Salazar nació en Pensilvania (Caldas, Colombia) en 1947. Es licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad Santo Tomás y es especialista en Comunicación y Creatividad para la Docencia dela Universidad Surcolombiana. Se desempeñó como docente de Español y Literatura en Anserma (Caldas), Tello, Teruel y Gigante (Huila). 

Publicaciones: 

Entre espigas y abrojos (poesía, 1998)
Venga, hermano, le cuento (cuentos, 2000)
Siempre seremos tristes (poesía, Altazor Editores, Neiva, 2009)
Mientras cae la noche (poesía, Altazor Editores, Neiva, 2010)
Vengo a expresar mi desazón suprema (poesía, Altazor Editores, Neiva,  2013)
Antes de que caiga la noche (novela, Altazor Editores, Neiva, 2013)
Cuentos que no son cuento (cuentos, 2014)
Nuestro duende de la guarda (relato, Cuadernos "Cuatrotablas", Garzón, 2016) 
¡Que nos dejan sin patria, amada mía! (poesía, Thalassa editores, 2017) 
La boda de los ratones y otros cuentos rimados (cuentos, Editorial Gente Nueva, 2018)

Ganador del concurso departamental de cuento "Humberto Tafur" en 1994. 
Ha colaborado en los suplementos culturales de "La Nación" y de "Diario del Huila"
Poemas suyos hacen parte de diversas antologías de poetas huilenses.




*¿Quién es Jesús Rodolfo Agudelo Salazar?

Nunca he tratado de definirme. Lo temo, no es fácil. Recuerdo que Don Quijote le dijo a Sancho Panza cuando lo aconsejó para ir a gobernar la Ínsula Barataria: “…procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse” (capítulo XLII, 2ª. Parte).
Tránsito por el mundo sin saber a ciencia cierta quién soy. Intuyo solo unas pocas características, además, de dónde vengo biológicamente y hacia dónde me dirijo, aunque esto último sin plena certeza. En ocasiones, con Porfirio Barba-Jacob, el poeta que me sacó del quicio existencial cuando era yo apenas un niño, siento que “mi mal es ir a tientas, con alma enardecida, / Ciego sin lazarillo bajo el azul de enero”. Y Pienso, parafraseando al pontífice del racionalismo prepotente, que “escribo, luego existo.” Bueno, no escribo, intento hacerlo. Tan solo soy una existencia frágil y efímera 


*¿Qué es poesía? 

No me he detenido a buscar un concepto de poesía diferente del  que le asignan al arte de Safo los lexicógrafos. He leído y escuchado muchas definiciones, algunas lúcidas, otras menos lúcidas y otras torpes, como aquella de que la poesía es un cangrejo nocturno. Conservo en mi interior el concepto tradicional: la poesía es el arte que crea belleza con el lenguaje, que utiliza la palabra como materia prima para expresar de una manera hermosa el mundo de las emociones, de los afectos, de los sentimientos. La poesía es inasible, es cierto, pero definible. Desde luego que toda definición es subjetiva y provisional.


*¿Cómo fue tu primer contacto con la poesía? 

Como lo expreso en la introducción a mi poemario “Vengo a expresar mi desazón suprema”, mi primer contacto consciente con la poesía fue una experiencia estremecedora, absorbente, desgarradora: cayeron a las manos infantiles de ese buen alumno del grado segundo de bachillerato del colegio de Manzanares, Caldas, que yo era las obras completas de Porfirio Barba Jacob. Ese contacto inaugural fue un cataclismo que me tomó desprevenido cuando estaba en los albores de la  pre adolescencia (tenía un poco más de doce años).


*¿Qué has encontrado en ella? 

He encontrado en la poesía desde el cero hasta el infinito de la sensibilidad humana, que es lo que, en últimas, he buscado al leerla. Ella es el espectáculo maravilloso del reposo, de la serenidad, de la  vibración, del estremecimiento, de la tormenta y del huracán del alma de los hombres.  


*¿Con qué palabra te identificas? 

Quisiera identificarme con las palabras amor, afecto, solidaridad, fraternidad, sensibilidad, dignidad, sencillez, humanidad, pobreza, humildad.


*Si la poesía no fuera tu forma de ser y existir en el mundo, ¿cuál sería esa otra manera de andar por la vida? 

Pienso que la poesía no es mi  forma de ser y de existir en el mundo, sino la armadura   que he intentado adquirir para recorrerlo. Es, además, mi pararrayos, mi polo a tierra, el agua bendita para espantar los demonios que a veces me invaden, para exorcizarlos, sobre todo frente al mundo de injusticia, de ambición, de avaricia, de egoísmo, de violencia, de cinismo, de miseria, de enfermedad, de guerra, de muerte y de dolor por el que me correspondió transitar.   


*Al momento de escribir, ¿cómo es tu proceso creativo, sigues alguna metodología, creas un ambiente específico para ese momento?

El proceso creativo es sencillo: me dejo asaltar por las ideas, por los afectos y los desafectos. Los atrapo, los retengo, los analizo y los proceso. Luego, al papel. Unos buenos días de reposo, de añejamiento, y a taller. Por supuesto que se precisa un ambiente sereno, fresco, apacible, rumoroso.


*¿Qué poetas recomiendas? 

Sin ninguna duda, recomiendo los poetas que me han acompañado siempre, es decir, los que leí y no pude deshacerme de ellos, a los que siempre tengo que volver: los clásicos, entendidos como los poetas que han sido y van siendo ubicados por el tiempo en el Parnaso. Los que, en palabras de Juan Ramón Jiménez, “por ser fieles a su época trascienden y perduran”. No de otras lenguas, solo hispanohablantes: desde los anónimos juglares y cantores medievales hasta los inmensos poetas del siglo XX (todavía no se me ha adherido a la piel ninguno de los del nuevo milenio). El listado  es largo, tanto de España como de mi América Hispana. Pero menciono las alturas mayores de nuestra orografía lírica: Jorge Manrique, Lope de Vega (no los conceptistas y los culteranos), Gustavo Adolfo Bécquer, Antonio Machado, José Asunción Silva, Rubén Darío, García Lorca, Barba Jacob, Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, José Martí, Ernesto Cardenal, Alfonsina Storni, Jorge Robledo Ortiz, José Eustasio Rivera, Jorge Zalamea, Carlos Castro Saavedra, León de Greiff, Ricardo Nieto.  


*¿Para qué la poesía? 

La poesía es una herramienta demasiado útil. Funge de coraza y de lanza, sirve de trinchera y de fusil, puede ser escudo o misil, o trinchera. Así ha sido siempre. Incluso, algunos la han utilizado y la utilizan de artilugio y de guarecedero, de escampadero.    


*¿Hacia dónde va la poesía?

La lírica no va para ninguna parte, ya llegó. Aunque algunos poetas vanguardistas la convirtieron en la criada de los dueños del mundo, para justificar sus rapiñas y para divertirlos. Otros queremos que esté en el frente de la lucha.


*¿Cómo la poesía puede incidir en la formación de una persona y de una sociedad? 

La poesía puede incidir, no propiamente en la formación de la persona y de la sociedad, sino en el acompañamiento a esos procesos. Creo que ha jugado un papel muy importante en algunos momentos históricos (en el antiguo testamento, la poesía-profecía; en algunas luchas modernas, los versos de García Lorca y de Ernesto Cardenal, por ejemplo).


*¿Cómo ha sido tu tiempo de cuarentena? 

El tiempo de cuarentena se ha constituido para la mayoría de los seres humanos en un alto en el camino. Lo es también para cada sociedad y para el mundo entero. Pienso que hemos tenido que replantearnos muchas actitudes, muchos valores, muchos enunciados que dábamos como inamovibles, como certezas. 

En lo personal, el confinamiento me ha permitido, o me ha exigido, asumir una mayor disciplina en los cuatro ejes básicos de mi estar en el mundo: la familia, la comunidad, la lectura y la escritura. El remezón que implicó la asunción de la conciencia de la fragilidad y de la fugacidad de la existencia me forzó a entregarme con mayor empeño a esas cuatro tareas. Con mayor razón porque, por mi edad, se aproxima mi presencia a la cita en el Valle de Josafat. 
Creo que lo estoy haciendo bien: envié un relato al concurso “El Barco de Vapor” y una novela al Premio “Héctor Rojas Herazo”; terminé otra novela y un  nuevo poemario. He estado pendiente de los desarrollos familiares, de los procesos sociales, económicos y políticos, incluido el Covid-19. Y disfruto a mis anchas de la detención preventiva del innombrable que sabemos.

                                                                Gigante, Huila, agosto 31 de 2020. 



JESÚS RODOLFO AGUDELO SALAZAR 
(selección de poemas) 


ELEGÍA III 

"Amor, amor, con llanto te lo digo:
se fue mi padre, anda por el cielo..." 
Carlos Castro Saavedra

Aquí estuvo mi padre: un hombre recio
que oteaba el futuro en cada surco,
que a cada amanecer arrebataba
la ilusión de lograr un mundo justo.

Reclinaba de pronto la cabeza 
sondeando los arcanos de la vida,
y trazaba en el aire la respuesta
a cada interrogante, a cada enigma.

En las noches traslúcidas de estío
caminaba mirando las estrellas:
Orión y Sirio titilaban nítidas
y la estrella polar guiaba su brega.

Pero llegó la hora de la ausencia,
¡la hora de partir!

Sus ojos que soñaron nuestros ojos
se quedaron sin lumbre en sueño eterno 
su corazón abierto por nosotros
cesó de desbrozar nuestro sendero,
y sus cabellos y su barba blancos
perdieron el fulgor de olas de acero.

Padre se nos fue, amada, y estoy triste,
desgarradora, dolidamente triste,
los recuerdos queridos de mi viejo
me asedian por doquier y me laceran.

Ya no escucho el consejo de su boca
ni el tierno mimo para nuestros hijos.
Se nos fue el viejo, amada, estamos solos
en una soledad desoladora.

Las eras notan que no está con ellas,
el chirimoyo y el piñal lo extrañan:
la huerta, el rancho y el arroyo claro
lloran con un dolor inenarrable,
como lloran los sauces la partida
angustiosa y lancinante de mi padre. 



IV 

     Hay nombres que se invocan mejor con el silencio, 
     nombres que se recuerdan mejor con el olvido




La palabra tiene la palabra

Siglos de guerra, siglos de miseria,
Siglos de dolorosa felonía,
Siglos de injusticia, siglos de despojos,
Siglos de muerte, siglos de abandono,
Convergen en esta hora en que reunidos
Nos disponemos a iniciar la audiencia.

Habremos de guardar silencio
Para escuchar a todos los actores.
El proceso está abierto. Esperaremos
A que el Verbo pronuncie el veredicto:
Y cuando lo haya hecho
Se escuchará por todos los espacios
El horroroso rchinar de dientes
Y el restallar del júbilo infinito.

Y como el verbo
Es nuestro juez, nuestro jurado,
Es fiscal y defensa en el proceso,
¡Le damos la palabra a la palabra!


El verbo gotea y fluye

Como rondas de hormigas
que cruzan por mi huerto,
Como las hojas secas desprendidas del árbol,
Así como la lluvia que cae de los techos,
Gotean las palabras.

Gotean
Por las paredes desconchadas de las casas
Patinadas de olvidos,
Por las tapias raídas y desnudas
Tras las que esconden sus miedos
Los solares vacíos,
Por los inmensos muros de los edificios
Donde se transa el destino del hombre;

Fluyen por las sinuosidades de las vías,
Por los laberintos de las ciudades,
Por los templos y por los prostíbulos,
Por los circos y por los nosocomios,
Por los tugurios y por los palacios;
Por la superficie de los montes
Y de las aldeas,
Por las asperezas de los caminos,
Por los espejos del lago,
Por los raudales y por los remansos del río,
Por las llanuras, las laderas y los riscos;
Y luego,
Ante la inminencia apocalíptica
De convertirse en silencio,
De morir en los oscuros anaqueles
Llenos de libros apolillados,
Las asumo,
Las incito para que caigan como pedruscos,
(Incluso como aludes)
Al papel que hay dispuesto
A recibirlas en mis versos.

¡Tenemos que salvar la palabra,
Porque ella, y solo ella,
Nos ha de deparar la salvación!





IMPRECACIÓN 

En medio del salón atiborrado de hombres famélicos,
se levantó Perogrullo y exclamó con voz recia:
"Los ricos son la causa de todas las miserias de este mundo
                                                                  y Jesús ya lo dijo:
                        no podrán entrar ellos al reino de los cielos"

¿Por qué hay tan pocos, Señor, que tienen tanto?
¿Y por qué hay tantos, Señor, que nada tienen?
¿Y no es posible, Dios,
Que los que tienen tanto
Amengüen sus ganancias
Para que los que nada tienen
O los que ganan poco
Mejoren sus ingresos
Y vivan con decoro,
Como seres humanos?

¿Y no pueden, mi Dios, de otra manera
Avenirse los hombres en la tierra?
¿Y en verdad eres tú, Señor,
El hacedor de este adefesio?




Dedicatoria


Sergio Antonio:

Ojalá las dolorosas historias no se repitieran jamás
y pudiéramos sepultarlas en el olvido.

Con mi afecto,
Jesús Rodolfo Agudelo Salazar

                                                       Gigante, agosto 25/20

De la maldita guerra y otros infortunios


                                                 Jesús Rodolfo Agudelo Salazar



                             




No hay comentarios.:

Publicar un comentario