El vidente
Aprendí la mirada profunda, la que se desliza dentro. Ahora, frente a ustedes, intercambio borrosos bienes. Uno o dos minuticos de su tiempo me bastan. Mi intención no es incomodar. Escuchar no los obliga a comprar. [No reparan en mi cara: solitaria y maravillosa. Indiferentes voltean hacia la calle]
Nadie atiende a la voz de su profecía
El impuntual
Desconozco de manera precisa el tiempo. Las cosas en su mudanza y yo siempre. En deshoras me desvivo. Sagrado es el instante
lo demás es incierto.
El ubicuo
Adonde voy estaré. Me espero para partir. Juego al escondite conmigo. Cuento hasta diez y listo o no me salgo a buscar en los lugares en que me sé. Todos los míos están por ahí al tiempo en todas partes. Adrede no me encuentro.
Tengo miedo de mí.
Rodolfo Ramírez Soto
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